Juan Ponte retrata un mercado "inexistente" y subordinado a lo público

El filósofo mierense y dirigente político aborda en un libro la regulación del sistema capitalista

Por la izquierda, Aitana Castaño, Juan Ponte, y Delia Campomanes, en la Casa de Cultura de Mieres. | D. M.

Por la izquierda, Aitana Castaño, Juan Ponte, y Delia Campomanes, en la Casa de Cultura de Mieres. | D. M. / David Montañés

Juan Ponte sostiene que el libre mercado nunca ha existido ni existirá. Sobre esa idea gira su ensayo "El capitalismo no existe", que acaba de ver la luz en forma de libro. Licenciado en Filosofía y actual responsable autonómico de la Agenda 2030, el que fuera durante 8 años concejal de Cultura de Mieres ha presentado el texto en la Casa de Cultura "Teodoro Cuesta".

"La pretensión de este libro es deshacer algunos de los más consolidados lugares comunes sobre el capitalismo", señala el autor. El trabajo parte de una lectura atenta de la obra de pensadores como Mises, Hayek, Rothbard o incluso Javier Milei, "ensayista poco habitual en una izquierda en la que se acostumbra a citar de oídas a los pensadores del enemigo".

Juan Ponte sostiene que el libre mercado no existió, ni existe ni existirá, "en el sentido de que no tiene un orden espontáneo ni se autorregula, sino que necesita de los estados, de las administraciones públicas y de la sociedad civil para desarrollarse". Son, a su juicio, las instituciones públicas "las que crean las infraestructuras (carreteras, polígonos industriales, aeropuertos, etc.) y ofrecen servicios (sanidad, educación, etc.) para que se desarrollen los mercados. Además de ofrecer subvenciones y ayudas económicas". Para el filósofo mierense, detrás de la mayoría de las innovaciones sociales y tecnológicas, "sobremanera las más arriesgadas y disruptivas", siempre está el Estado. "Internet, las pantallas táctiles o Siri sólo pudieron desarrollarse a través de programas de financiación gubernamentales. Los inventos más cruciales se originan en laboratorios estatales o están subvencionados con dinero público, desde los paneles solares a las vacunas contra el coronavirus, que suponen años de investigación biotecnológica acerca del ARN-mensajero", recalca Ponte.

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