La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde mi Mieres del Camino

Tren de Madera: fin del trayecto

El tradicional convoy, después de 39 años de viajes, no circulará mañana hasta Llanes para participar en las fiestas de La Guía

No sonarán los cohetes a las seis de la mañana del 8 de septiembre. Ya no se escuchará el fuerte pitido de la locomotora arrastrando toda una retahíla de coches ferroviarios de viajeros, primero a la vieja usanza, es decir, puramente de madera durante tres años, luego ya con tintes más modernos. Ya no arrojará la vieja y aún elegante estación del Vasco Asturiano en el corazón de la villa del Caudal todo ese trasiego de alegres embajadores de un mensaje de camaradería, de ganas de fiesta y participación. En definitiva, el silencio más demostrativo presidirá, dentro de veinticuatro horas, este marco cercano a La Mayacina porque, simplemente, de allí no partirá el Tren de Madera.

La desesperante caída al vacío de Mieres y su comarca, en cuanto a la desaparición de actividades colectivas relacionadas con la cultura, las artes, e incluso los deportes y otras manifestaciones ciudadanas, acaba de escribir otra línea nefasta. Mañana, 8 de abril, este clásico del calendario, tras el verano anual, no partirá de la estación de Feve (antes Vasco Asturiano), rumbo a Llanes, en su habitual encuentro con la Virgen de La Guía, tal como venía ocurriendo desde hace treinta y nueve años. Las dificultades económicas, por falta de subvenciones, la apatía humana a la hora de contabilizar viajeros y unas relaciones no del todo cordiales con la representación llanisca, han sido elementos determinantes en la decisión de los dirigentes de la asociación de vecinos de Santa Marina que el año pasado, ante la amenaza de desaparición, asumieron el reto de la continuidad. Desgraciadamente poco duró su buena disposición. Además, sin saber por qué, se encontraron con una competencia totalmente fuera de lugar, la puesta en circulación de autocares para hacer el mismo recorrido. Increíble.

Son precisamente el presidente de esta plataforma Ángel Pastor y el vocal Arcadio Nicanor Álvarez, quienes dan cuenta de los pormenores de esta decisión y sus consecuencias. "Ya el año pasado -manifiesta Ángel Pastor- los resultados fueron un tanto decepcionantes. Por un lado solo se alcanzaron los ciento setenta acompañantes cuando en ediciones de las mejores épocas el número se acercaba a los quinientos. Por parte del Bando de la Guía no hubo respuesta económica después del ofrecimiento de una ayuda de trescientos euros y el Ayuntamiento de Mieres tampoco respondió en este sentido. Y todo a pesar de que en la edición de 2013 desplegamos una actividad frenética a nivel publicitario, tanto en los medios de comunicación como con visitas personales a los centros que habitualmente prestaban su colaboración. Visto este panorama que en el presente año podía verse aún más agravado, la única salida posible era ponerle punto final, ante la amenaza de algo muy parecido a un desastre".

Por su parte, Arcadio Nicanor Álvarez matiza que "en realidad fueron los directivos de la Asociación 'Amigos de la Música de Mieres', Ramón del Llano y Fermín Álvarez Gil, los que, previa visita personal, nos animaron a la aceptación de este reto que había tenido en su larga vida auténtica brillantez y grandes demostraciones de intercambio de hermandad con la villa de Llanes. Pero está visto que en Mieres la apatía y la ausencia de apoyos, junto a la falta de recursos económicos, hacen estragos y nadie se mueve. Me temo que esta es una pérdida más de las varias que se viene produciendo últimamente y cabe la posibilidad de convertir el marco local y comarcal en una especie de erial sin actividades".

Ante tal circunstancia, y como viene siendo lema obligado de estos espacios informativos, no queda más remedio que "tirar" del recuerdo para eso, hacer historia y escribir una nueva página del declive que viene presidiendo la vida de un pueblo, en el ayer lejano pujante, dinámico, imaginativo y participativo, y hoy decadente y como mucho nostálgico, tal como surge, en plan de sentimiento, del contenido de estas líneas.

Fue al recordado César Sampedro, industrial de la plaza y muy dado a las ideas y su materialización, a quién se le ocurrió el proyecto de establecer, anualmente, los lazos de un encuentro entre Mieres y Llanes para hermanar la mina con el mar, porque, dicho sea con todos los honores, esta era la auténtica filosofía que presidió el plan, al que se unieron, con toda disposición, por una parte el Bando Cofrade de la Virgen de La Guía en la propia localidad del oriente asturiano, y por otra los rectores regionales del entonces Vasco Asturiano y más tarde Feve. Con César iniciaron la aventura mierenses como Pepín Voladores, Manolín Velázquez, Los Liborio, padre e hijo, de la Cantina del Vasco y sede de la organización; Joaquín Mister Látigo y otros colaboradores, junto a los maquinistas Amador García y José Julio. El planteamiento encontró inmediatamente eco en la sociedad mierense y también en el seno de aquellas localidades por las que iba a discurrir el viaje, es decir, pueblos de la marcha, como por ejemplo Fuso de la Reina, Oviedo, El Berrón, Trubia, Arriondas (donde precisamente se realizaba una parada para degustar el bocadillo en ruta) y el propio Llanes.

El ambiente en el tren era típicamente asturiano, con el lema de la montera picona como estandarte, algún que otro chaleco asturiano y collar de flores con múltiples colores. La gaita y el tambor eran invitados de obligada comparecencia y todo el marco se convertía en una fiesta de expresión espontánea. La llegada a Llanes y el recibimiento del Bando de La Guía más que apoteósico, con acompañamiento musical -la Banda de Mieres viajó también más de una vez- y desfile, con mil colores de los llaniscos que se sumaban luciendo el traje regional de la zona, hasta el templo parroquial de la localidad asturiana, donde se celebraba una misa bajo la dirección de don Luis Díaz, que, curiosamente, había sido párroco de Santa Marina de Mieres. Después, ofrenda floral a la Virgen de La Guía en su ermita, comida campestre y participación masiva en los festejos. A las ocho de la tarde el convoy, con una carga humana cansada pero feliz, retornaba a su destino bajo la firme promesa de una próxima participación.

Lamentablemente se nos fue César Sampedro, el bueno de César, precisamente un día 7 de septiembre de 2007, víspera de un nuevo Tren de Madera, hombre que también había sido pilar de apoyo para el hockey sobre patines de esta villa, y el Tren de Madera siguió de la mano de su hijo César, hasta el año pasado que, ante la inevitable amenaza de su finiquito, la asociación vecinal de Santa Marina decidió dar un paso adelante, mover los hilos necesarios, desplegar un mensaje propagandístico inédito y lanzarse en pos de la continuidad. El primer intento resultó discreto, pero el segundo ya no fue posible, dada las probabilidades de encontrarse con un batacazo de consecuencias no deseadas. Y aplicando eso de que "vale más una retirada a tiempo..." mañana, fiesta en toda Asturias, no habrá Tren de Madera porque este singular embajador de hermandad y alegría ha llegado al final de su trayecto, "topetando" con una realidad que, por desgracia, viene alimentando la sequía de un pueblo desconocido con su pasado y con su historia.

Ahora mismo, a vuelapluma, si analizamos el panorama, vemos que solo subsisten la realidad musical, coral y regionalmente hablando, algunos grupos de baile astur, el empuje minero de la asociación Santa Bárbara, ciertas manifestaciones del movimiento ciudadano y pare usted de contar. Lo dicho, también en este sentido vamos en busca del final del trayecto.

Compartir el artículo

stats