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Desde mi Mieres del Camino

Fútbol:1921, pleito entre Sporting y Racing

El abismo económico entre aquella época y la actual

El deporte comienza a tomar cartas decisivas en la vida e interés general de los mortales. Y el fútbol, como práctica reina, invade cualquier campo, no solo a nivel masculino, adulto o joven, practicante o aficionado, sino que inicia toda una loca carrera en cualquier capa social de la mayoría de los estamentos humanos, sin discriminación de sexos, edades ni fortunas. La fiebre está servida y cada vez adquiere mayores dimensiones.

En España, uno de los templos sagrados del balompié, el asunto se sale de madre, sobre todo cuando aparece en escena uno de los ya llamados clásicos. En este caso, entre el F.C. Barcelona y Real Madrid. A la altura del 2015, los Cristiano, Benzemá, Sergio Ramos, Pepe o Casillas, citando solo una representación, por una parte, y los Messi, Xavi, Iniesta, Piqué, Neymar o Luis Suárez por otra, se han hecho un hueco de permanente atención en tertulias vinateras, sidreras, de café copa y puro en terrazas, incluso en la tranquila estancia de un hogar cualquiera. Aunque se presente extraño e incongruente, asuntos de especial relevancia e influencia en el futuro de una sociedad como la actual crisis económica, el paro y otras consecuencias, (a la corrupción hay que echarle de comer aparte), parecen quedar relegados a un segundo plano, cuando la pequeña pantalla televisiva se viste de gala para retrasmitir uno de esos furibundos choques, bautizados en ocasiones como épicos y que se presentan en un escenario cuya decoración, con miles y miles de docenas de seguidores, se asemeja a los grandes acontecimientos romanos de los gladiadores entre sí o cristianos contras las fieras.

Esa es una de las caras de este fenómeno que, en los comienzos del siglo veintiuno, ha superado todas las fronteras previsibles. La otra habla del movimiento económico que se desarrolla en torno al fútbol, con fichajes astronómicos, traspasos estratosféricos, operaciones de gran calado y todo un ambiente crematístico impropio de la realidad a nivel del suelo. Como caso curioso no faltan, en los estadios espectadores entregados que están sufriendo el impacto bestial del desempleo y en muchos casos sin el correspondiente subsidio. No importa, al menos en ese momento, ya que la visceralidad te arrastra en pos de víctores, cánticos en masa, lucimiento de camisetas con el número y nombre de los ídolos e incluso tanganas siguiendo el ritmo de acontecimientos de lo que se desarrolla en el campo.

Y... ¿qué tiene esto que ver con "Mi Mieres del Camino"? Simplemente que, por una de esas raras casualidades de la vida, pero sobre todo por la curiosidad y pericia investigadora de mi amigo José Antonio Vega, cae en estas manos la crónica del periódico "La Prensa" del 3 de junio de 1921, firmada por "Trensor" y relacionada con cierto conflicto entre el Real Sporting de Gijón y el Racing de Mieres, acerca de los honorarios de la plantilla del conjunto de la cuenca. Y como el tema tiene "grasa" y "salero" suficiente, transcribimos el texto completo para el análisis de los lectores. Dice así:

"Hemos de glosar semanalmente la impresión local deportiva. Y para ello hemos de poner todo el celo, toda la sinceridad y toda la imparcialidad debidas. La nota culminante está hoy circunscrita a la enorme impresión que ha causado la determinación de la Asamblea de la Federación Regional, declarando hábilmente inadecuados, a varios jugadores del Racing Club Mierense. Hemos de protestar enérgicamente de tal acuerdo; hemos de hacer resaltar claramente la injusticia, porque aquél ha sido tomado caprichosamente y con miras quizás harto egoístas.

Es inicuo que la fuerza de la mayoría, nada más que por el imperio de esa fuerza, tome un acuerdo de tal índole y transcendencia, sin pruebas que condenen, sin el menor asomo de pruebas. Lo menos que pudo hacerse fue dejar a los clubs perjudicados el derecho a defenderse, a probar su inocencia, documentalmente, ya que se los acusa. Lo menos que debió hacer la Asamblea fue informarse ella con amplitud sobre el terreno si era cierta o no la existencia de ese "profesionalismo". Pero no; no convenía eso porque del examen de pruebas - por lo menos a lo que el Racing Club de Mieres respecta habría de brillar la inocencia y habría de resaltar la vedad. Quiso cometerse una imprudencia, dar cima a un desafuero, y no se miró más allá y nada más que la opinión de algunos delegados, tan personalísima, que solo por tal carácter era inadmisible. En el Racing de Mieres no existen profesionales ni inadecuados, lo sostenemos y hasta podemos probarlo. Y prueba de ello es lo que sigue:

Salas llegó a Mieres a trabajar y en Mieres está trabajando como ayudante de entibador en la Mina "Mariana" y como albañil después de salir de ella. Freire hace ya más de ocho años que reside aquí, trabaja en la mina referida, aprendió a jugar en Mieres y es socio fundador del Racing. Emilio López presta sus servicios en la imprenta Bárcena y está en Mieres por haberse quedado cuando vino con el Comercial de Vigo a pasar unos días con su próximo pariente Dimas. Reverte trabaja en el Barredo como encargado de la distribución del carbón que la empresa da a los obreros. Dimas es de Mieres y es donde tiene a toda su familia estando empleado en la Cooperativa de la Fábrica. Vázquez posee un humilde taller de zapatería, no comercio, y trabaja por su cuenta en el oficio con un hermanos suyo. Matías lleva ya más de dos años de ayudante de entibador en la mina. A excepción de Dimas y Vázquez, los restantes no fueron primeras figuras deportivas, y si hoy valen, lo deben a sus entrenamientos en las filas racinguistas. Si como es lógico hubiese en Mieres profesionalismo, si aquí no trabajasen los equipiers y percibieran buena remuneración del Club, lo más natural sería que el equipo estuviese constituido con jugadores de reconocida fama y nombradía. La muestra de que no existen profesionales lo demuestra el hecho contundente:

Pinilla, del Vigo Sporting, llegó a Mieres porque seguramente creyó lo de los profesionales. Se le preguntó su oficio y como era albañil, un amigo suyo, Salas, habló a un maestro para que le diera trabajo, marchó a Vigo por la herramienta y no volvió. ¿Porqué? Pues porque su creencia era infundada, y como el Club no le daba nada, por eso no se quedó. Si no? Creo ya puesta a la afición en antecedentes. Lo que se ha cometido con ellos es una desdichada "razzia" que no debe imperar y de la que protestamos. La influencia del Real Sporting pesa sobre los clubs como losa de plomo y él es el instigador de estos lamentables acuerdos. El comité federativo los forman sportinguistas y ello es la mayor prueba de tal aserto.

Que el campeón sea el tutor del antiprofesionalismo, bien; que antes lo hemos combatido nosotros y lo combatiremos siempre que sea una realidad, no es una ficción. Pero que por su labor se cometan atropellos, dice muy poco en su honor deportivo. Al miedo de perder la supremacía de la región lo achacan muchos, y aunque no lo creamos, tal como se presentan las cosas, va a dar lugar a que participemos de tal opinión".

A la vista de cómo han cambiado las cosas, con casi un siglo por el medio, desde "Mi Mieres del Camino", solo queda el silencio sorpresivo, ante tal desmadre. El de ahora, por supuesto.

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