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A mi aire

Doble rasero

El diferente trato que se da a los contribuyentes a la hora de pagar las deudas

Aunque no nos coge de sorpresa, estando más que cansados de soportar agravios comparativos según quién seas, incluido el chirriante eslogan de "que Hacienda somos todos" resulta toda una burla, pues justamente los hechos demuestran lo contrario.

Ven la luz estos días datos de casi cinco mil contribuyentes que tienen pendientes de pago la friolera de 15.600 millones de euros.

A uno le extraña la permisividad que se tiene con infinidad de empresas o individuos que siguen por ahí tan campantes como si nada hubiera ocurrido, disfrutando de lo que amasaron, siguiendo con su vida regalada.

Todos conocemos a personas que por cualquier nimiedad, como puede ser una vulgar multa de tráfico impagada o un aval por una cantidad irrisoria, les embargan hasta el papel higiénico, obligándoles -además- a entrar en un farragoso proceso burocrático para ponerse al día, si quieren cubrir sus necesidades más perentorias.

Estos "ejemplares" incluidos en la lista de los "cinco mil principales" a lo que se observa pasan de todo, con poca pinta de cumplir la obligación que el resto de los españoles debemos de hacer, sí o sí, sin ninguna posibilidad de escaqueo o perdón.

Ciñéndonos a Asturias, incluso hay empresas que recibieron jugosas cantidades de los fondos mineros con lo que lo defraudado resulta doble. Son los clásicos chiringuitos para los amigos cuyo resultado fue el de coge el dinero y da la biela.

Lo malo es que nuestra clase de tropa, de un modo u otro, seremos los paganos, mientras los causantes del estropiciu siguen silbando tangos.

El doble rasero resulta una constante en todos los aspectos de nuestro día a día. Los poderes de todo tipo humillan y pisotean a los débiles y, por el contrario, se muestran serviles y condescendientes con los poderosos o con los de su misma cuerda, no vislumbrándose modo de dar vuelta al calcetín, que a la par los envíe a todos al quintu pino, aunque ya nos conformaríamos con que toda esta troupe de delincuentes de cuello blanco, y sus mentores, paguen lo que deben, o se pudran en la cárcel.

Sé de sobra que es pedir peres al olmo, pero si fuéramos usted o uno mismo, por un simple euro, ya nos hubieran metido mano. ¡Seguro!

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