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"Pombo" el de Gargantada

En recuerdo de Francisco López, hombre "bueno, noble y exigente", militante del PCE y dirigente social

Hace una semana fallecía en el Hospital Valle del Nalón, donde se encontraba ingresado, uno de los militantes más carismáticos de la militancia comunista langreana y activista sindical y social, Francisco López Pombo, más conocido como "Pombo el de Gargantada".

Pombo era un ejemplo de militancia comprometida que cuando hubo que dar la cara así lo hizo en múltiples ocasiones, cuando se lo requirió su organización clandestina, el por entonces ilegal Partido Comunista de España, y así lo entendió cuando desde bien joven decidió unir sus designios en la defensa ideológica de sus posiciones con las necesarias reivindicaciones laborales en el mundo del trabajo.

Pombo falleció a los 83 años y dejó tras de sí numerosos compañeros, camaradas y vecinos de su pueblo que se quedan sin un referente bueno, noble, recio y exigente en la petición de mejoras para la clase trabajadora.

Y así formó parte una y otra vez de la comisión de jurado de la empresa Hunosa allá por los años 70 en representación de sus propios compañeros, cuando a indicaciones de su partido, a través de comisiones representativas de trabajadores o de representaciones otorgadas por sus propios compañeros, aprovechando las grietas que dejaba el sistema franquista y la presencia del sindicato vertical, siempre contaba con la confianza de quien el creía eran poseedores de su legalidad, los propios trabajadores de la empresa.

Modelo de trabajador incansable al compartir su oficio de minero con su gran amor al campo y a la ganadería y de la misma manera que defendía a sus compañeros en el tajo, hacía lo propio con las carencias de la localidad donde vivía.

Pombo forjó su trayectoria como delegado sindical hasta la legalización de las primeras Comisiones Obreras de Asturias que como prueba personal de fidelidad a su compromiso hizo que cuando más fácil podía hacerse la militancia optó por apoyar la renovación de compañeros de otras generaciones, que alumbrados por la sabiduría y carácter de los históricos aprendieron rápidamente su cometido y auparon con su apoyo a puestos de relevancia sindical.

Pombo, que así le gustaba llamarse, empezó a participar en asambleas y después de años dedicado a su labor de minero en el pozu Fondón, destacó por el apoyo a encierros, manifestaciones y pregonar la posibilidad de cambiar los ayuntamientos desde su perspectiva, cuando la democracia empezaba a asomar. Y así no resultaba raro verlo en candidaturas del PCE o de Izquierda Unida mientras llegaba su merecida jubilación de minero para dedicarse desde su pueblo, Gargantada, a su otra gran pasión agrícola y ganadera.

Y no contento con toda su trayectoria de lucha y de dar y aunar consejos, como buen militante y activista empezó también en su propio pueblo a despuntar como dirigente social y a apoyar todo lo relativo a su incipiente movimiento asociativo, ayudando no solo en las tareas festivas anuales, sino en la necesaria unidad entre todos los vecinos para conseguir una asociación vecinal y cultural que aglutinara todas las demandas y carencias. Y allí de nuevo, Pombo, el sindicalista, el amigo, el minero, el vecino, empieza a tomar contacto y forma parte activamente en la fundación de una de las asociaciones de vecinos más potentes de la zona rural y donde entrega parte también de su vida. Porque esta persona lejos de descansar de toda una vida entregada a los trabajadores y a sus camaradas opta por el camino de nuevo de la ayuda desinteresada y acude en la llamada de arrimar el hombro en la recién creada asociación que contribuyó notablemente a posicionar en el mapa langreano a esa localidad.

Hace 25 años contribuyó y de gran manera a uno de los hitos que se recuerdan en la localidad al liderar la petición de que las antiguas escuelas del pueblo que habían quedado vacías por el despoblamiento general y por la marcha de escolares a las localidades cercanas de Tiuya y de La Felguera, fueran reformadas antes de que fuesen pasto del vandalismo o de su venta, para volver a ponerlas en valor para el pueblo como lugar de reunión y convertirlas en Centro Sociocultural. Y ahí, de nuevo Pombo, lideró la petición y se consiguió la financiación necesaria para su obra. Y no contento con ello, a petición de los vecinos, se propuso liderar la propia asociación como presidente que mantuvo durante cerca de 20 largos años.

Una vida justa al servicio de los demás, cuando más difícil resultaba apostar por las ideas comunistas hasta que la llegada de la democracia permitía una militancia más tranquila. Una vida para sus compañeros de trabajo a quienes nunca defraudó ni olvidó, para sus propios camaradas que hasta el último de sus días apoyó y para sus propios vecinos que defendió a capa y espada cuando tocó.

Pocas personas existen como Pombo, pero de nuevo y sin poderle dar la despedida que merecía, se marcha de su organización política en un año 2020 totalmente aciago para la historia de la gente comprometida, para la gente que fue referente y para la gente que optó por dejarnos lo mejor de su vida en pos de una militancia justa hasta el final.

Gracias por todo Pombo "el de Gargantada".

Hasta siempre camarada.

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