El arranque discográfico oficial del cantautor mierense se produjo en 1966, conformando desde entonces una de las trayectorias musicales más larga, exitosa, compleja y por momentos polémica de nuestro país. Ya han pasado cincuenta y cinco años desde aquel primer epé editado por Belter –de corte melódico y aspiraciones raphaelistas– al que siguieron en ese mismo año otros dos sencillos, entre ellos el dedicado al dictador Franco. Sobre este disco, del que ya se ha escrito y hablado largo y tendido –incluidas las explicaciones del propio cantante– solo me gustaría apuntar que en la página web oficial de Víctor Manuel aparece citado, reproducción incluida de su portada, en el apartado correspondiente a la producción de los años 60, muestra inequívoca de la aceptación, como una referencia más, de su abultado catálogo de grabaciones.
A partir de este, podríamos decir que, tímido e impreciso debut, la trayectoria artística de Víctor Manuel pasará por un buen número de etapas estilísticas, incluida la de cantautor oficial u oficioso del PCE, buena parte de ellas con el pop, y el folk en menor medida, como principal arrope sonoro. Durante todos estos años logrará atraer, con gran repercusión comercial en algunos casos, la atención de un nutrido grupo de seguidores de España y Latinoamérica. Ahí están sus numerosas –y sonoras– giras de los últimos cuarenta años para atestiguarlo.
Sin olvidarnos, por supuesto, de la más que considerable cifra de ventas de discos, además de unos cuantos números 1 en las listas de hits. No obstante, hay un capítulo discográfico que, si bien es conocido y aparece citado en casi todas sus referencias biográficas, incluido un breve capítulo en sus “Memorias descosidas” , no siempre está del todo bien documentado, ni por supuesto se le da la misma importancia. Hablamos de su periplo alemán de finales de la década de los setenta del XX tras su participación en el 7° Festival de Canción Política en la RDA en 1977 (“Festival des politischen Liedes”). Algunos de los grupos e intérpretes que intervinieron, además de Víctor Manuel, en aquella edición del citado festival fueron: Grupo Manguaré, Inti Illimani, Oktoberklub, Carlos Paredes, Luis Enriques Mejía Godoy, Floh de Cologne, entre otros. Posteriormente se editó, en el sello discográfico Amiga, un elepé recopilatorio –titulado “Rote Lieder” (Canciones Rojas)– con algunas de los principales temas interpretados en directo. En el caso del cantautor asturiano el elegido fue el emblemático “Veremos a Dolores”.
La actuación en el Festival de Canción Política abrió la oportunidad a su vez para que Víctor Manuel grabase un elepé –ese año y también en el sello Amiga– acompañado por los músicos con los que había participado en el evento: Miguel Vercher (flauta) y Juan Cerro (guitarra). Editado bajo el significativo título de Spanien, el disco recoge lo más granado del repertorio comprometido y militante del mierense en aquella época: Veremos a Dolores, Asturias, La planta 14, El Paisano, Marcelino, Nadie nos niegue el derecho…, y así hasta un total de doce canciones, nueve del propio cantautor y las otras tres con textos de Rafael Alberti, Pedro Garfias y Nicolás Guillén respectivamente.
Con una sobria –y por momentos intensa– instrumentación, el trabajo final contiene algunas de las mejores versiones de dichos temas hechas por Víctor Manuel a lo largo de su carrera. En la contraportada del disco todas las canciones tienen su correspondiente comentario –en alemán– lo que permitía a la potencial audiencia de este país contextualizar las mismas desde el punto de vista histórico y político. También se incluyeron unas breves notas biográficas de Víctor Manuel.
Con motivo de la conmemoración del vigésimo aniversario del Festival de Canción Política en 1989 se publicó en Alemania un doble elepé recopilatorio –titulado Das Beste aus 20 Jahren (Lo Mejor de 20 años)– en el que además de algunos de los artistas y grupos ya citados, entre ellos Víctor Manuel, se incluyeron otros como Pete Seeger, Quilapayún, José Alfonso, Mirian Makeba, Mercedes Sosa, Sweet Honey In The Rock, Silvio Rodríguez o Bily Bragg, que habían actuado en el Festival, y que son una buena y representativa muestra de la conjunción de música y reivindicación de los diversos géneros y estilos de todo el orbe.
La participación de Víctor Manuel en los referidos discos, ninguno de los cuales por cierto tuvo distribución comercial en nuestro país, sirve para ilustrar una de las facetas del compromiso político en uno de sus capítulos discográficos más desconocidos. Por otro lado, son pocos los músicos, asturianos o españoles, que puedan, más allá del rechazo del mierense a algunos aspectos del régimen comunista donde se fraguó en origen el Festival de Canción Política de la RDA, hacer gala de esa circunstancia: compartir “escenario” con varios de los intérpretes más célebres de la historia aunando música popular y lucha política.
