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Quien esté libre de culpa

El racismo y la necesidad de tender puentes entre las distintas culturas, a las que afectan los mismos problemas

Hace escasas fechas Mieres volvió a estar incluida en las medidas 4 Plus (por cierto que el nombrecito se las trae ya que recuerda a una cadena televisiva de pago o al nombre de unas pastillas para el lavavajillas más que a un protocolo de Salud Pública). Los perimetrajes y las medidas excepcionales durante estos meses han sido un tablero de la oca para la mayoría de ayuntamientos y es extraño el concejo que no ha caído en la casilla del confinamiento en algún momento.

Sin embargo, esa vez, la decisión de las autoridades vino acompañada de una polémica en nuestro municipio al especular desde algunos mentideros con la posibilidad de que el elevado nivel de transmisión se localizara en un barrio concreto y en tiempos de pandemia es muy fácil, demasiado fácil diría yo, caer en la tentación de señalar, culpabilizar y estigmatizar a los demás.

Ese es otro efecto colateral de epidemias, guerras y catástrofes que hacen aflorar la parte oscura del ser humano.

Convendría aclarar que no me consta que las autoridades sanitarias notificaran ningún brote concreto en Mieres sino un aumento en la tasa de contagios. Ese tipo de infundios, añado, debe atajarse con datos y con una comunicación ágil y eficaz por parte del Ayuntamiento para despejar cualquier sombra de duda.

En todo caso, lo deseable sería que la situación de ese y otros barrios fuera motivo de debate pero no ahora por un bulo sino durante todo el año por la necesidad de invertir en recursos que conviertan determinadas zonas residenciales en lugares más seguros y agradables para vivir, sin barreras arquitectónicas, con equipamientos para la infancia y la juventud, con oportunidades de empleo, con programas de promoción social para las minorías, con educadores de calle y trabajadores sociales que colaboren en prevenir el absentismo escolar y en educar para la salud, para el control de embarazos no deseados y para prevenir las adicciones.

Tomando distancia de la polémica concreta, la cual no merece más comentario, este artículo trata de poner el foco en otra cuestión que sería la convivencia ineludible y necesaria entre minorías y mayorías con culturas y formas de ver el mundo diversas pero, sin embargo, afectadas por una serie de problemas comunes y con necesidades que aunque parecen a priori diferentes comparten en el fondo nexos de unión.

Quiero decir antes de continuar que no creo que la mayoría de la sociedad asturiana sea racista pero tampoco, honestamente, creo que seamos una sociedad exenta de resabios “microrracistas” los cuales debemos combatir a diario en nuestro interior y en la forma de relacionarnos con los demás.

Por supuesto que es sencillo vivir en Asturias y no albergar sentimientos racistas hacia los negros de Nueva York ni hacia los indios Navajos. Fundamentalmente porque en Asturias no hay grandes barrios negros ni se asienta ninguna reserva de la Nación de los Navajos. Ahora bien, la minoría étnica que tenemos más cercana es el Pueblo gitano y hacia ese colectivo aún existen prejuicios raciales que persisten perpetuando el conflicto étnico.

El “pueblo gitano y la “sociedad paya” posiblemente se encuentran en dos orillas diferentes del “río de la vida” pero no puede haber un mundo para gitanos y otro para payos sino un solo mundo en el que todos convivimos.

Por consiguiente lo que corresponde es construir puentes para, desde ambas orillas, colaborar y hacer frente a los problemas comunes. La droga, el paro, la desigualdad entre géneros, la violencia machista, la educación y la cultura, la escasez de oportunidades para los jóvenes, la dificultad de acceso a la vivienda, la enfermedad y la vejez, etc… no son problemas solamente de gitanos ni solamente de payos: son problemas de las personas, de toda la ciudadanía, por lo que tenemos que trabajar para que las redes de apoyo a los distintos colectivos sean lo más justas y equitativas posibles corrigiendo desigualdades y asimetrías históricas que al final lastran el progreso de nuestra sociedad.

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