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Moriremos en silencio o lucharemos para protegernos

La supresión del reglamento de actividades molestas e insalubres

El día 18 de agosto del año en curso publicaba este periódico (LA NUEVA ESPAÑA) las manifestaciones del vicepresidente y consejero de la Administración Autonómica, Medio Ambiente y Cambio Climático del Principado, Juan Cofiño, en las que confirmaba que suprimirá el reglamento de actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas (RAMIN), vigente desde 1961 y que ha generado muchos problemas en la gestión de los negocios y el emprendimiento en Asturias, recordó el consejero. El Principado ya había comunicado a los empresarios su intención de usar la nueva ley para acabar con esta norma obsoleta que provocaba retrasos de hasta seis meses en la concesión de licencias a todo tipo de negocios.

Dicho lo que precede, hay que recordarle al señor Cofiño que el Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas (RAMIN), si ha sido una norma obsoleta y que provocaba retrasos en la concesión de licencias a todo tipo de negocios no era porque el Reglamento fuese obsoleto, sino por la ineficacia en su interpretación por quienes tenían la obligación y responsabilidad de aplicarlo con el rigor en los casos que así lo merecían para la protección de la salud y del Medio Ambiente, y no, para beneficiar a las empresas con proyectos de grandes riesgos de contaminación. Algo que, por ejemplo, sucedió en la tramitación de las licencias para las instalaciones de la factoría Alas Aluminium S.A. y con la desulfuradora de Iberdrola. Dichas empresas (al igual que otras) han gozado del beneplácito del Ayuntamiento de Langreo y de la Consejería de Medio Ambiente en la tramitación de las licencias de ambas factorías para obtener los permisos de actividad, y, para ello, han obviando el Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas (RAMIN), así como también otras normativas que estaban vigentes.

El día siguiente, 19 de agosto, este mismo periódico publicaba la siguiente información: “El Principado ha aprobado la modificación de la autorización ambiental integrada de la planta que la multinacional Bayer tiene en Lada (Langreo). El cambio permitirá producir un nuevo principio activo de uso farmacéutico, el nifedipino…”

El uso farmacéutico de un producto (como es el nifedipino) no significa que esté exento de componentes contaminantes. Por ello, es necesario hacer unas consideraciones respecto a las declaraciones del señor Cofiño, que, a mí entender, están impregnadas de funestas contradicciones.

Primero. El señor Cofiño manifiesta que hay que suprimir el Reglamento de actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas para facilitarles los permisos de actividad a las empresas. ¡Excelente! Usted, suprime una Ley en lugar de derogarla, que por ley, es lo que correspondería. Ahora bien, ¿Qué empresas serán las beneficiadas por la “supresión” del RAMIN, señor Cofiño?

Por lo que se deduce de dichas declaraciones, la empresa que se beneficiará, (en este caso en concreto) es la multinacional Bayer, obteniendo, la autorización que le permitirá producir un nuevo principio activo de uso farmacéutico, el nifedipino, que supone un incremento de la emisión de los contaminantes atmosféricos y el aumento en la emisión de estos compuestos que se relaciona también con el posible incremento de olores. Olores, que sin lugar a dudas, (fusionados con los ya existentes) tendrán que soportarlos y convivir con ellos los ciudadanos de la Cuenca y muy especialmente los pueblos más cercanos: Lada, Las Borias, Cuturrasu, El Pando, Las Tejeras... y, también quienes frecuentan los entornos de la fábrica.

Hay que señalar que la multinacional Bayer compró a Monsanto en 2018 por 63.000 millones de dólares, formando un matrimonio de gigantes. La reacción a la operación anunciada por Bayer fue rotunda entre los activistas, hasta el punto de que la califican como “un matrimonio forjado en el infierno”. Les horroriza la eventualidad de ver a la farmacéutica alemana haciéndose con el control de la agroquímica estadounidense.

Señor Cofiño, ¿quiere usted suprimir el RAMIN para facilitar a la multinacional Monsanto (a través de la Bayer) el asentarse en nuestro país y poder continuar fabricando lo que en otros países están rechazando, y entre ellos, los productos con glifosato que produce Bayer?

La historia de Monsanto ha sido y sigue siendo una de las empresas que ha creado más controversia a nivel mundial debido al peligro potencial de sus productos sobre la salud humana, animales, plantas y sobre el medio ambiente en general.

Con toda contundencia debemos rechazar y evitar lo que supuestamente pretende el señor Cofiño, facilitar el camino (a través de la Bayer) a la multinacional Monsanto que, mundialmente, la rechazan porque contamina, envenena y mata. Nuestro deber y obligación es estar vigilantes para que la Bayer no intente (con engaños y mentiras) “colarnos” los productos venenosos de Monsanto. Hay que impedirlo para evitar que las futuras generaciones (hijas e hijos; nietas y nietos) vivan en un infierno de enfermedades causadas por la contaminación.

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