Opinión

Fernando Hernández

La falta de compromiso con el campus de Mieres

La expansión universitaria de Barredo requiere de una apuesta firme sin más “papel mojado”

Llevamos dos décadas oyendo hablar sobre la importancia que tiene el campus de Mieres para los gobiernos socialistas de Asturias como dinamizador de las Cuencas, eje de desarrollo, ejemplo de diversificación de la industria minera, etc. Palabras todas ellas muy bonitas, pero vacías. La realidad es que, después de casi 20 años de una política que resta más que suma, dicho campus ni es un eje, ni es un ejemplo, ni es impulsor, ni es nada. Los propios alumnos lo definen como un edificio fantasmagórico, de fríos y vacíos pasillos, ya que los alumnos se quedan en Oviedo a residir en lugar de en Mieres. En definitiva, se ha convertido en un “gran centro de clases particulares”. Y así, no tenemos ni campus, ni Universidad ni nada. Llevamos, pues, dos décadas sin una apuesta firme por este, dando bandazos y haciendo solo propuestas vacías que, al final, quedan en nada.

Primero, desaparecieron estudios, como los de Ingeniero Geólogo (2005-2012) en la Escuela Politécnica Guillermo Schulz, Escuela que también desapareció. Más tarde, ocurrió lo mismo con parte los estudios de Minas e incluso con Centros de investigación, como el Soft Computing (2006-2015). Todo ello demuestra claramente que el campus de Mieres sufre más desapariciones que inauguraciones.

Los anuncios del Rector de la Universidad de Oviedo y el apoyo del Consejero de Ciencia, Borja Sánchez, a un plan para el campus de Mieres suenan muy bien, pero mucho nos tememos que no sean más que “papel mojado”. Seguro que no aportarán nada nuevo al desarrollo de nuestro campus y que solo servirán para “cambiar los carteles en las puertas de los despachos”. Es lo que se deduce de la última intervención del Consejero, en la que pidió tiempo basándose en que estas cosas “llevan su tiempo”, lo que no deja de ser una gran desfachatez suprema atreverse a decir esto después de casi 20 años de la misma cantinela, pues primero se hace un plan estratégico, que se pasará al futuro consejo rector del Campus, el cual hará su propio plan estratégico para que después se desarrolle y posteriormente sea dotado de presupuesto, esto se resumen en luego, luego, luego. Está claro que, en los próximos años, no se hará nada, salvo montar algún que otro nuevo chiringuito.

Ante esta perspectiva, cabe preguntarse si la instalación de nuevos Institutos conlleva realmente una partida presupuestaria para el Campus, un aumento de las relaciones con otros investigadores y el fomento de la contratación de nuevo personal o si simplemente se trata de incorporar cuatro investigadores que estaban haciendo sus funciones, a los que ahora se les cambia la placa de la puerta de su despacho para poner “instituto de...”.

La triste realidad es que nos encontramos ante un campus que fue diseñado para 6.000 alumnos, pero que hoy apenas hay 700. Tal descalabro no puede deberse únicamente a la caída de la natalidad y a que en general han disminuido los estudiantes, sino y sobre todo a la falta de un apoyo desde el gobierno para desarrollar el Campus como es debido desde sus mismos inicios. Las actuales titulaciones, 5 grados y 2 masters, son insuficientes para dar sentido a sus edificaciones y para sacar alguna rentabilidad a los recursos millonarios invertidos en Mieres. Es verdad que en este campus se puede impulsar la actividad investigadora, como demanda la actual dirección de la Escuela, pero la realidad es que, sin nuevas titulaciones que “llenen” el vacío existente, poco se podrá hacer, por lo que el Campus seguirá siendo un monstruoso edificio vacío.  Dejemos constancia de que, desde sus inicios, este Campus sufrió serios problemas originados por localismos: primero, con Oviedo y la Escuela de Minas; luego, otra vez con Oviedo y la Facultad de Geológicas, y, últimamente, con Gijón y el Grado de Deportes. Lo que debería hacerse es una apuesta segura y firme por su viabilidad y olvidarnos de localismos. 

Se ponga lo que se ponga en Mieres, siempre habrá alguien a quien le molestará que aquí se implante algo nuevo, ya sea por miedos, por envidias o por política (el hecho de que en Mieres gobierne IU y no el PSOE está desencadenando una venganza clara). Estamos absolutamente convencidos de que, incluso si se pusieran los estudios de periodismo o de Arquitectura, que no existen en ninguno de los actuales campus asturianos, en seguida saldría alguien dando razones para instalarlos en su propia demarcación. Aprovecho este momento para anunciar que el Partido Popular de Mieres tratará de impulsar nuevas implantaciones, además del máster de Montes, otra promesa incumplida, y sin olvidar el Grado de Deportes y el Grado de Energías Renovables. Ya veremos cómo en seguida saldrá alguien reclamándolas para sí, llamándonos osados o negando la mayor. De lo que no debemos tener duda alguna es de que hay posibilidades reales para poner más titulaciones y para atraer más alumnos.

Es necesario de todo punto que el Gobierno de Asturias apueste de una vez por el Campus de Mieres para que tenga dinamismo y continuidad y para que se desarrolle como es debido. Debe apostar de verdad, con hechos, no con palabras, destinando un presupuesto real para que crezca. Ni que decir tiene que respetamos la independencia de la Universidad, su libertad de cátedra, pero tampoco debemos olvidar que más del 75% del presupuesto es aportado por todos los asturianos, razón por la que algo tendremos que decir sobre el rumbo que decida tomar. Por el momento, tanto los dirigentes de la Universidad como el Gobierno del PSOE de Asturias siguen dándole la espalda a los ciudadanos de Mieres, los cuales seguirán contemplando atónitos como el “gran dinamizador de las Cuencas”, el Campus de Mieres, sigue vacío.

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