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Jean-Luc Nancy, entre la pesadilla y la lucidez del sueño

Breve, brillante, intenso; inquietante, reflexivo, poético; estricto, agudo y bello, este ensayo filosófico de uno de los supervivientes más lúcidos de la llamada posmodernidad manifiesta en unas pocas páginas cuanto tienen las etiquetas de vacuidad sociológica, de oportunismo, y cómo existen aún autores que son capaces de construir un discurso propio, absolutamente personal y, sin embargo, o por ello mismo, reconocible, vinculable a una tradición no ya nacional, menos aún generacional, sino clásica, universal.

Jean-Luc Nancy es un filósofo y prolífico escritor francés inscrito en esa reductora y mercantil operación simplificadora conocida como «french teory». Pero si hay algo de verdad en las descripciones y juicios de la misma, este ajuste de cuentas entre nuestro continente y el pensamiento de más allá del Atlántico no puede negar el pan y la sal a todo lo que provenga de Francia, moda que entre nosotros tiene no pocos defensores. Y para ello, no hay más que leer este breve cuanto luminoso ensayo, el cual, por cierto, procura una primera lectura que no exige del lector que sea un especialista en filosofía, ni siquiera que tenga simpatía alguna por ella. Nancy no sólo nos muestra sus armas poéticas, literarias, es que las necesita para este primer abordaje de una temática que siempre se ha resistido al pensamiento y que, pese a recorrer el mito (Hipnos, Morfeo), la literatura o, claro está, la psicología o la neurología, no había sido tratada detenidamente, y como se merece, por la filosofía.

El sueño, y su relación con el día, el «yo» y el sí mismo que en el sueño habita, los ritmos, las cadencias, el magma y la indefinición, lo «en sí», en fin, todo ello se revela en apenas 65 páginas como un material que sale de su misma imprecisión, de su oscuro designio y reaparece con fuerza para, a partir de esta hermosa cuanto incisiva aproximación, ser analizado extensa y detenidamente, si es ello posible.

Y sin embargo, no nos engañemos, este ensayo es absolutamente filosófico, está preñado de interrogaciones, de filosofemas, de referencias y planteamientos problemáticos que adquieren sentido desde el discurso estrictamente filosófico. Platón, Kant, Descartes o Derrida... pero también Freud, Mallarmée, Shakespeare o Baudelaire aparecen y recorren reconocibles los surcos de su trazo. Así pues, arte, psicología, mito, filosofía articulan un descenso al ensimismamiento radical, a «la tumba de sueño», a la cual nos invita este peculiar y enriquecedor filósofo francés.

Tras los destellos de poesía filosófica que Jean-Luc Nancy despliega en un intento de «apresar» el fenómeno del sueño, en el cual precisamente se diluyen todos los fenómenos, el mundo y la conciencia intencional, así pues, la distancia necesaria entre unos y otros, el filósofo no sólo no nos deja señaladas las rutas a seguir por parte de nuestra reflexión, sino que, al final, nos deslumbra literalmente con aquello que desgarra todas las vigilias, cuanto no permite dormir, descender al sueño: así, desde la erótica del ensimismamiento nocturno, Nancy nos lleva al mundo tanático de la miseria, de la guerra, del dolor y la enfermedad, mundo hiriente, lancinante que imposibilita no sólo el descanso y su reparación, sino la dulce laxitud del abandono que todo quien vive en paz lleva a cabo en la noche.

Para ser más conscientes de nuestro mecánico, rutinario, dormir; para ser más conscientes de las vigilas, de las pesadillas, del deslumbramiento cegador, torturante del mundo en lucha, estas breves cuanto intensas y bellas páginas, repitámoslo, son un regalo imprescindible. Y también un ejemplo más que notable de la capacidad de síntesis de un autor nada común.

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