Félix J. Palma se puso el listón muy alto con El mapa del tiempo: una novela donde la imaginación y la inteligencia se engarzaban con una armonía admirable. Una obra apasionante de un autor apasionado como pocos, que se toma su oficio muy en serio para divertirse y divertirnos sin pasar por el aro de los convencionalismos y las simplezas. Ahora riza el rizo y sube la apuesta con El mapa del cielo, una deslumbrante aventura alrededor de H. G. Wells y La guerra de los mundos. Personajes construidos con perfecta carpintería psicológica, dominio implacable del ritmo y una capacidad inagotable para mantener la intriga a lo largo de la caudalosa narración sin dejar de lado las brumas del misterio y el vértigo del amor. Y con una chistera llena de sorpresas y humor para que la fiesta literaria no decaiga.

A estas alturas, y tras una extensa e intensa promoción, al autor ya no tiene nada nuevo que añadir sobre su obra... ¿o tal vez sí? «Quizás incidir en mi esfuerzo por no desvelar nada, o al menos lo mínimo, de la novela anterior, en deferencia a los lectores que entren en la trilogía por El mapa del cielo. Y sobre todo subrayar que las experiencias lectoras serán muy diferentes según el orden que se escoja. Quizá también el potencial cinematográfico de la misma, para animar a los productores de Hollywood...». Buena idea: a Spielberg le vendría como anillo al dedo una historia así.

Volviendo la vista atrás se puede hacer un inventario de escollos: «Quizá lo más difícil fue cuadrarlo todo. Me explico: dado que juego no sólo con acontecimientos históricos, sino también con personajes reales, lo más laborioso es lograr que sus agendas cuadraran, es decir, que cada personaje estuviera donde yo quería tenerlo sin que eso atentara contra sus biografías reales. E intenté ser lo más imaginativo posible, ya que considero que la trilogía es un canto a la imaginación, pero en la segunda parte tenía que barajar las cartas que yo mismo me había repartido en la primera, y se trataba más bien de armonizar todos los elementos ya impuestos que de introducir algunos nuevos».

Siendo un escritor que respeta a sus seguidores y trabaja duramente para entregarles un trabajo cincelado con precisión, Félix J. Palma tiene muy claro cómo es su lector ideal: «Al menos, al lector que creo que va dirigida esta trilogía, me lo imagino disfrutando de niño de las novelas de Stevenson y Verne, y ansioso por escaparse de su realidad con mi libro, con estas historias llenas de amor, aventuras y humor». Una escapada memorable.