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¿Cuánto es suficiente?

Robert y Edward Skidelsky proponen una reflexión sobre la buena vida como alternativa a las recetas que agravan los males del sistema

¿Cuánto es suficiente?

¿Cabe hablar de la buena vida ahora cuando el horizonte vital de una porción creciente de la población es la estricta supervivencia? Robert Skidelsky, autor de la biografía canónica de Keynes, y su hijo Edward lo hacen en ¿Cuánto es suficiente?, libro con el que pretenden convencer de que, «si existe la buena vida, podemos conocerla y debemos aspirar a vivirla». Que los coautores lleven el mismo apellido no significa que los Skidelsky se hayan convertido en empresa familiar. Ambos aportan una doble perspectiva, la del economista y la del filósofo, que rompe los estrechos límites en que nos han encerrado quienes los fían todo a la economía, que es, en palabras suyas, «la teología de nuestro tiempo».

«En el mundo antiguo, la cuestión de cuál era la mejor forma de vivir ocupaba el centro del debate ético», y los Skidelsky proponen volver a esa reflexión para tomar distancia de las recetas vitales que impone un sistema «intrínsecamente inestable» y desbocado desde que «toda restricción moral, política o cultural para la búsqueda de riqueza» ha desaparecido. Para tranquilidad de biempensantes, los firmantes de este libro no son dos antisistema, y reconocen que «el capitalismo ha logrado un progreso incomparable en la creación de riqueza, pero nos ha incapacitado para hacer un uso civilizado de ella». Hay una «insaciabilidad colectiva, políticamente orquestada, a la que denominamos crecimiento». Frente a ello, los Skidelsky proponen «estructurar nuestra existencia colectiva con miras a facilitar la buena vida». ¿Cómo? Con una reducción progresiva de las horas de trabajo, la instauración de una renta básica y rebajando la presión de consumo, entre otras propuestas. Lo contrario de las recetas que sólo consiguen agravar al enfermo y nos devuelven «lentamente a las condiciones de otros tiempos, cuando las sociedades se dividían en una reducida clase de rentistas y una amplia clase de sirvientes», porque desde hace tres décadas «los ricos han venido atrayendo una parte cada vez mayor de los ingresos nacionales». Un libro a contracorriente, cebado para la polémica y con el valor de abrir perspectivas.

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