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Música

Las brasas de la intimidad

Sangre sierra es el segundo disco en solitario de Gabriel Sopeña

Veinte años han pasado desde el fulgurante Mil kilómetros de sueños, para que Gabriel Sopeña, musicador de poemas y siempre inmerso en multitud de proyectos, haya parido su segundo disco en solitario bajo el significativo título de Sangre sierra, que contiene doce canciones producidas por Josu García e interpretadas por un estupendo elenco de músicos.

Sangre sierra se abre con la poderosa "Como antorchas", en la que desde la primera frase hace gala de su copiosa condición de poeta e historiador de las religiones: "Yo suplico por tu amor y por perderlo, ruego a dios mientras enciendo una vela vudú. Mi pensamiento divaga como un pañuelo nervioso en un estanque de noches acuchillado de luz". El ritmo envolvente en un aire de potencionalidad musical de "Ella conducía un Chevy rojo", se ve sustendado y apuntalado en las metáforas, de nuevo: "Veo desiertos en tus ojos rasgados". El clásico "Apuesta por el rock & roll", compuesto por el músico maño conjuntamente con Mauricio Aznar y que fue popularizado por los Héroes del Silencio, es interpretado junto a Enrique Bunbury, en un perfecto aire country. Otra canción de la vieja escuela "Cass" del grupo Más Birras, es revisitada y echa a andar con soltura. El disco posee una clave intimista en las letras con un halo muy protector, acentuado por el tono acústico que redondea las canciones, muy visible en temas como "Esta voz" o "Acto de fe". Gabriel Sopeña, amante de las distancias y curtido en la carretera, hace una semblanza que lo retrata en la actualidad en esa parsimoniosa declaración de intenciones que es "Paisaje": "Y aprendí que la caída es una parte del vuelo, que avanzar es estar solo y regresar es siempre huir, que encajar bien la derrota es otra forma de triunfo, que escapar no significa que haya un sitio adonde huir" y en la acelerada "Estaciones", en la que el músico encuentra su casa y su árbol, tras reconocer que: "Dormí en estaciones usando de almohada esta vieja guitarra, que sigue contando en las noches de agosto con frío". De la carretera nace, precisamente, "Yo y Bobby Mcgee", adaptación al castellano de la vieja canción de Kris Kristofferson, que hizo suya Janis Joplin, cantada como una historia creíble con Loquillo, del que Sopeña es compositor habitual. El derroche de sentimiento como fortaleza anímica que inunda Sangre sierra, se ejemplifica en "Por sentir". La obra se cierra con esas dos joyas resguardadas impregnadas de flagrantes pasajes de armónica que son "Queda tan lejos el cielo" y "El brillo del volcan". Como es habitual en él, Gabriel Sopeña es un artista que da mucho y, por tanto, siempre hay que rescatar.

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