La cultura elige sus dueños, nunca al revés, seleccionándolos entre quienes se toman el esfuerzo de conocerla a fondo y como consecuencia de ello, amarla con pasión. Con este enfoque de investigación sobre la figura del pintor, el Museo Evaristo Valle, con motivo del 145 aniversario de su nacimiento y 35 de la fundación del centro cuelga la muestra "Valle y los maestros".
¿Qué supuso la figura de Valle como pintor en su momento? ¿Cual fue la influencia de su formación internacional, en París en el centro del mundo artístico a comienzos del siglo XX? ¿Y qué encontramos en su obra que logró el crédito que el artista tuvo en vida? La respuesta la ofrece un maravilloso recorrido por 32 pinturas y dibujos, pertenecientes a la Fundación Museo Valle, Museo de Bellas Artes de Asturias, Museo del pueblo de Asturias, Banco Sabadell y colecciones particulares, que nos permite comparar obras maestras y constatar la influencia de la prehistoria, a través de la cueva de Candamo; de los maestros antiguos: Boticelli, El Greco, Velázquez, Goya; de los modernos Millet, Cezanne, Gauguin, Van Gogh. Y también de contemporáneos como Toulusse-Lautrec, Zuloaga o Modigliani. En la obra inédita Un verano comentaba Valle, hacia 1915, la influencia de sus viajes. "Traía yo mi melena florentina y mis cuellos y corbatas del año 8, vestía severamente de negro y sin duda en mi semblante estaba impregnado algún candor de aquellas pinturas primitivas que tanto había admirado en Florencia y París", apunta.
Valle se traslada a París por primera vez en 1896 donde trabajó de ilustrador y litógrafo. En 1904 obtuvo una beca de 3.500 pesetas para continuar sus estudios en la capital francesa, pero la insuficiencia de la cantidad, le aconsejó dedicarse a pintar desde Noreña, hasta que los dibujos que debía enviar para justificarla la ayuda le delataron. El pintor volvió más tarde a París donde conoció a Modigliani y a Zuloaga. Jugó tres partidas de ajedrez, que terminaron en tablas, con un exiliado ruso que pasaría a la historia con el nombre de Lenin.
Las visitas a museos, estudios de artistas y, sobre todo, las publicaciones, le sirvieron de aprendizaje e influencia, como demuestra esta exposición comisariada por la doctora Gretel Piquer. En sus escritos da nombres de pintores , aunque considera que "sólo deberíamos citar cuadros o incluso trozos de cuadros". Sí menciona a Velázquez "el pintor más original que yo he contemplado" e incluso teoriza que "el arte decae cuando lo definen las reglas. El arte es el fruto de un sentimiento, por eso llega al corazón de los que saben sentir".
Treinta y cinco años pasaron desde que su sobrina María hiciera posible con su donación "uno de los más bellos de Europa", en palabras de Juan Cueto, presididos por una reformada casona y un edificio de Joaquín Vaquero y que alberga un fondo de obra impresionante de un artista referencia.