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En comunión con la materia

El papel del papel muestra el compromiso de Elías G. Benavides con el soporte de su pintura

En comunión con la materia

En la exposición El papel del papel se reúne una selección de obras ligadas a la importancia de este soporte como elemento clave en la evolución del trabajo de Elías García Benavides, en ella podemos disfrutar de distintos momentos de este fecundo creador, y comprender hasta qué punto su producción plástica ha estado, desde siempre, unida a este noble material que da título a la muestra. Ya en Huella de agua, exposición de 2019 en el museo Evaristo Valle de Gijón, quedé impresionado ante la envolvente belleza de sus paisajes de interior y sus infinitos e indescriptibles matices; en aquella ocasión pudimos contemplar algunas de sus obras sobre papel, libros de artista, collages y grabados que no solo venían a complementar los cuadros de gran formato con una mirada más íntima, evidenciaban también la importancia de este material en toda su obra. Ahora, en un momento importante de su trayectoria vital y creativa, desde la madurez y con la experiencia del tiempo y del trabajo, sacar a la luz buena parte de sus aportaciones en este ámbito resulta tremendamente interesante. Sorprende cómo, desde la discreción que le caracteriza, la muestra posee connotaciones reivindicativas que ponen en valor un material que rescata de la historia para evidenciar su plena actualidad. El papel se ha convertido en origen y desarrollo de buena parte de sus pinturas, su apuesta por él es admirable, lo conoce a la perfección, su aparente ductilidad, sus caprichos y las inmensas posibilidades que ofrece. Desde este compromiso con la materia de creación, se podría afirmar que Elías G. Benavides es un artista a contra corriente, fiel a unos principios estéticos que le han alejado de circuitos oficiales y respaldos institucionales, pero que no explican su ausencia en las salas permanentes del Museo de Bellas Artes de Asturias; sin su obra, cualquier colección de arte actual asturiano quedaría incompleta. En este sentido hay que agradecer a la Universidad de Oviedo y al Área de Extensión Universitaria su apuesta por este proyecto, exposiciones de este nivel, dan sentido a la institución.

En comunión con la materia

La exposición se ha planteado con criterios cronológicos y con un claro espíritu didáctico, contemplamos obras de distintas épocas, advertimos cómo el papel pasa de ser mero soporte a creación misma, mezclándose con diversas técnicas, como el acrílico, el pastel o la acuarela para configurar imágenes que condensan poesía. El papel domina las composiciones formal y cromáticamente y es, en sus collages, donde adquiere protagonismo absoluto, favoreciendo un diálogo entre contrarios, suavidad y rugosidad, transparencia y opacidad…, en este sentido, son imprescindibles los trabajos ligados al mundo de la edición y libro de artista expuestos en las vitrinas; es un deleite observar piezas concebidas desde un profundo conocimiento del mundo editorial, cada página es una obra de arte, un poema visual que podría desprenderse del conjunto para adquirir entidad propia y poder disfrutarla en la intimidad.

En comunión con la materia

Elías G. Benavides empatiza con la materia, desarrolla una obra enmarcable en el informalismo, pero sin la visceralidad y los excesos que frecuentemente caracterizan a los artistas de esta corriente; el artista ha sabido adaptar las masas pictóricas a su quehacer concentrado y lento; el gesto y la huella del pintor están en cada uno de sus trabajos, clara manifestación de su búsqueda de la esencialidad. La capacidad de abstracción que posee queda patente en el texto de Yayoi Kawamura recogido en el catálogo de la muestra: “A través de su meditado proceso de abstraer lo que quiere abstraer, lo individual se desvanece y se acerca a lo esencial y lo cósmico…, pues algo de zen hay en Elías, hombre pausado y sereno, con unos ojos que brillan ante pequeñas cosas”. Estamos ante un informalismo lírico muy personal que fluye de forma natural para dejar su impronta y expandir sus resonancias. El papel es un muro en sus manos, un sólido soporte para la sedimentación de emociones que conmueven desde sus profundidades, desde las fuerzas telúricas de la naturaleza o desde algún lugar subterráneo, subcutáneo. Hay que acercarse a cada pintura, su formato lo favorece, observarlas íntimamente permite captar y disfrutar de sus múltiples matices; son “exquisitas piezas de orfebrería”–como diría el pintor simbolista Gustav Moreau– que nos transportan a paisajes emocionales muy evocadores, con ellos, la creación artística ve cumplida una de sus misiones, ofrecer la posibilidad de recrear, evadirnos y, en cierta medida, sanar.

Si la obra de arte es la representación concreta de los sentimientos más sutiles, la pintura de Elías García Benavides es un buen ejemplo de ello. El artista trabaja día a día en la soledad y el silencio de su estudio para ofrecernos una obra íntima, una pintura que posee la misma sinceridad y pureza que afirma la pintora Agnes Martin: “El silencio que hay en el suelo de mi estudio es todas las preguntas y todas las respuestas que ha habido en el mundo”.

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