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El azote de la cellisca

“Viaje al mundo de Martín Llamazales”: la dura vida en los montes de Ponga en 1893

La editorial asturiana KRK acaba de reeditar una historia novelada de uno de los rincones de Asturias: un lugar recóndito de los Beyos de Ponga allá por el final del siglo XIX. Me atrevo a decir que es de lectura obligatoria para cualquier persona que se sienta cercana a nuestra tierra, porque no sólo constituye, en su primera parte, una página de nuestra historia, sino que narra un momento vital de un personaje que bien podría ser ejemplo de la dureza de la vida en el monte en aquella época.

El libro está dividido en dos partes diferenciadas, pero que se implementan mutuamente: la estancia en Oviedo y el viaje hasta Tolivia de Ponga de un topógrafo alemán a quien le habían encomendado el trazado de la zona para ver de construir una carretera de Peloño al Sella, y un episodio en la vida de Martín Llamazales, joven pastor de Llué, un lugar en la montaña apartado por unas cuatro horas de camino angosto, entre riscos, de Tolivia, el pueblo más cercano.

Gustav Wied llena ciento veinte páginas de reflexiones sociales, éticas e históricas sobre sus vivencias en la ciudad, unos húmedos días de enero de 1893, a la vez que nos ofrece un desfile de personajes, de costumbres urbanas y de anécdotas del ambiente religioso y político que se respiraba en Vetusta sólo unos años después de que se publicara “La Regenta”.

El viaje de Oviedo a Precendi es una narración épica de lo que suponía viajar en aquel entonces. De la capital a Infiestu en tren, hasta el final de la vía. De aquí en diligencia hasta les Arriondes, con cambio hasta Cangas de Onís, donde un carro de la fonda de Casa Casar, Precendi, le espera a título particular para llevarle, exhausto, a su destino después de casi catorce horas de viaje. Horas que W. no malgasta, anotando los detalles más curiosos de sus sucesivos acompañantes y ponderando sobre el paisaje que se desarrolla lentamente desde la ventanilla. Y aún le queda un duro trecho en carro al día siguiente para llegar a Tolivia, su destino, ya que “de Precendi para arriba se cierran el paisaje y la mercadería”.

La segunda parte recoge lo que acontece a Martín allá en Llué, durante los mismos días en que W., ya en Tolivia con la familia de aquel, oye comentar cómo la cellisca no les permite subir a un alto a “echar una voz” al hijo pastor para saber que todo va bien por allá arriba. Allí las cosas iban mal, con la muerte de la mujer de Martín y la narración de los siete días que éste vivió esperando a que cesara de nevar y poder bajarla al camposanto de Tolivia. Martín no puede cesar en su quehacer diario, cazar y pescar para comer, cuidar del ganado y defender el cadáver del acoso de los lobos hambrientos.

Los autores, Gerardo López y Gonzalo Barrena, vinculados ambos a la zona que retratan, se complementan perfectamente en su labor de escritura, posiblemente movidos por el indudable interés de inscribir para el futuro el conocimiento que tienen de nuestro pasado, a lo que contribuye el glosario de once páginas donde se recogen los términos de la toponimia, de la botánica y de los utensilios y las prácticas para la supervivencia en Ponga. Llué y Tolivia son hoy lugares abandonados, adonde se puede llegar no sin dificultad con unas buenas botas y un tiempo propicio, de lo que no disfrutó Martinón hace un siglo y cuarto, cuando “las cuestas de Llué sólo las subía el invierno”.

Viaje al mundo de Martín Llamazales

Gerardo López y Gonzalo Barrena

KRK Ediciones, 222 páginas

18,95 euros

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