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Gerda Lerner, una historiadora que cambia la Historia

La decisiva obra de la autora del clásico “La creación del patriarcado”

Gerda Lerner. | Wikipedia

En 2013 fallecía Gerda Lerner, tras una larga e intensa vida marcada por los terribles episodios del siglo XX. Víctima de las persecuciones del nazismo y del macartismo, nunca renunció a la defensa de los derechos de los más débiles hasta el final de sus días, cuando también abrazó el movimiento Occupy Wall Street. Al margen de su activismo político, fue una destacada y reconocida historiadora, pionera en la implantación de los estudios históricos de las mujeres.

Al parecer, las experiencias infantiles determinaron la trayectoria de esta mujer comprometida con los problemas de su tiempo. Lerner nació en Viena en 1920, en el seno de una familia acomodada de origen judío. La presencia de los nazis en Austria la obligaría a exiliarse y, tras cumplir los dieciocho años en una prisión de la Gestapo, consiguió llegar a Estados Unidos junto a su madre. Los primeros años en el nuevo país no fueron fáciles, y realizó trabajos muy diversos como cuidadora, secretaria o técnica de Rayos X, entre otros.

Su compañero fue Carl Lerner, con el que vivió el ambiente hollywoodense, donde fueron guionistas de cine, siendo además Carl director. Ambos estuvieron afiliados al Partido Comunista y sufrieron la política macartista, aunque él siguió trabajando en el cine bajo pseudónimo. Los dos se involucraron intensamente en las luchas antirracistas, como revela su participación en la adaptación cinematográfica del libro “Black like me”, película que Carl dirigió en 1964. De esta convulsa primera etapa de su vida, Gerda escribió una autobiografía que tituló “Fireweed. A Political Autobiography” (2002). “Fireweed” es el nombre de una planta, de notable y colorida belleza, que emerge de los terrenos arrasados por el fuego, como sucedió en el Londres destrozado por las bombas de la II Guerra Mundial.

Ya a una edad madura, Gerda Lerner se matriculó en la universidad, interesada en ampliar su formación como escritora para narrar la historia de las hermanas Grimke, afamadas defensoras de la abolición de la esclavitud en la sociedad estadounidense del siglo XIX. Al final, esta investigación se convirtió en su tesis doctoral, que defendió en la Universidad de Columbia en 1966. A partir de este momento, desarrolló una intensa y reconocida carrera académica. Llegó a ser la presidenta de la Organization of American Historians en los años 1980-1981 y se jubiló en la Universidad de Madison (Wisconsin). Ante todo, promovió y consolidó la historia de las mujeres, impartiendo los primeros cursos sobre estos temas. Su empeño era que la Historia debía visibilizar a las mujeres y mostrar el alcance de su contribución, pero también nos enseñó cómo debíamos hacerlo.

Sin duda, su obra más leída, “La creación del patriarcado” (1986), ha sido durante décadas, y lo sigue siendo, un modelo de investigación en los estudios históricos sobre mujeres y ha inspirado a muchas historiadoras. Como feminista e historiadora, Gerda Lerner quería conocer el surgimiento del modelo patriarcal y, en su mirada a los orígenes, llegó a la sociedad mesopotámica de los milenios IV y III antes de la Era. Entre otras cosas, comprobó que el matriarcado era un mito insostenible y echó por tierra las tesis del reputado Johann J. Bachofen. A la vez, puso de manifiesto de qué modo los sistemas religiosos legitimaban un orden social patriarcal, que también otorgaba funciones con significado muy distinto a unos y otras, generando desigualdades de género. En este libro y en el resto de su obra, Lerner siempre pensó en la importancia de conocer y hacer la historia de las mujeres desde el compromiso feminista. Con notable optimismo ante los éxitos conseguidos, en uno de sus últimos trabajos, “La creación de la conciencia feminista. Desde la Edad Media hasta 1870” (Katakrak, 2019), afirma convencida que “más de 1300 años de luchas individuales, decepciones y persistencia han llevado a las mujeres al momento histórico en que podemos reclamar la libertad de nuestras mentes tal y como reclamamos nuestro pasado”.

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