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Viaje a la oscuridad

Peter Cameron prosigue en su última novela, “Lo que pasa de noche”, con la exploración de los lugares desconocidos y las complejas relaciones humanas

Cultura - Libros

Al contrario que otros autores de su generación y de las anteriores, Peter Cameron (Pompton Plains, Nueva Jersey, 1959) no ha sucumbido a la tentación de escribir la gran novela americana. Prefiere destripar las frustraciones y dificultades que nacen del deseo de sus personajes, desparramadas por sus silenciosas pequeñas novelas algo góticas, intimistas y de una profunda carga literaria. En la última de ellas, “Lo que pasa de noche”, que ahora publica Libros del Asteroide, cuenta la historia inquietantemente atmosférica de un hombre y una mujer sin nombre que luchan contra lo que probablemente sea una batalla perdida a causa del cáncer, mientras recorren kilómetros hasta un país en el norte de Europa para adoptar a un niño. Justo cuando el tren que los lleva a través de un deslumbrante paisaje nevado se adentra en la oscuridad de un bosque, el lector es transportado, al igual que los protagonistas, a un mundo de sombras. En un viaje barrido por la nieve hasta los confines de la Tierra, Cameron prosigue con su exploración de los lugares desconocidos y de las complejas relaciones humanas, en una fábula de ensueño que confronta el amor y la muerte, y la inevitable inadaptación pero persistencia humana frente a ambos.

La adopción y la enfermedad son dos puntos críticos alrededor de los cuales gira la narración

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En las páginas de “Lo que pasa de noche” conviven el misterio y la excentricidad: un letargo pesa sobre los hechos, los protagonistas y su pasiva forma de reaccionar frente al desconocido y extraño mundo que los rodea desde que ponen los pies en el Hotel Borgarfjaroasysla Grand Imperial y se mantienen a la espera de la adopción del niño que supuestamente va a reparar la brecha abierta en el matrimonio. Cameron lo cuenta con delicadeza y determinación, permitiendo que los detalles memorables se junten en un puzzle que ha dejado deliberadamente incompleto: las piezas que faltan son aún más evidentes e inquietantes precisamente por su ausencia. Nada de lo que sucede, o nos imaginamos, puede darse por sentado, la desorientación del lector en algunos tramos de la novela llega a ser mayor que la de los propios personajes. La curiosidad aumenta según pasa la página. De hecho, una parte importante de los sucesos que coinciden en la narración se producen en medio de la oscuridad, como si se pretendiera aumentar la sensación de irrealidad o de peligro. “Es lo que pasa de noche”, sentencia Livia Pinheiro-Rima, una cantante que acapara presencia a la vez que se entromete en las relaciones de la pareja. Pinheiro-Rima se cansa de interpretar las canciones de Brecht y dice que si hay alguien que lo quiera escuchar, que se levante y se prenda fuego. Ella prosigue con el musical “As de tréboles”, de Noel Coward, donde una vez tuvo la oportunidad de sustituir a Pat Kirkwood, que había vuelto de Hollywood a Londres con la tiroides, la pituitaria y muchas otras glándulas destrozadas por las pastillas que tomaba para adelgazar. Vivimos en una época oscura, a veces acudimos cuando se nos necesita, pero todos estamos perdidos, viene a decir la cantante.

La desorientación del lector en algunos tramos llega a ser mayor que la de los propios personajes

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La indeterminación en esta novela de Cameron, que a veces recuerda el teatro del absurdo de Beckett en “Esperando a Godot” con un elenco felliniano de personajes, es al mismo tiempo intrigante y conmovedora; significa que la pérdida de un personaje es la consumación de otro, y una noche ininterrumpida es tanto una fuente de terror como un lugar de descanso largamente deseado. Las primeras horas en el enigmático hotel donde la pareja se hospedará mientras completan los pasos necesarios para adoptar a su hijo, Livia Pinheiro-Rima, la mujer que el hombre conoce en el bar mientras su esposa descansa en la habitación del piso de arriba, le pregunta si ha hecho el largo viaje para el curandero o el orfanato. Responde de inmediato que para el orfanato, antes de interesarse por el curandero, pensando en su esposa enferma. La adopción y la enfermedad son dos puntos críticos alrededor de los cuales gira la narración, mientras los personajes entran y salen como actores de una obra de teatro, desapareciendo detrás de la cortina para regresar más tarde e interpretar un papel diferente.

Con frecuencia se producen extravíos en las novelas de Cameron; recuerdo la hermosa y absorbente historia de amor perdido y encontrado de “Coral Glynn”, su título anterior. Pero en ellas jamás se pierde de vista la esperanza. En “Lo que pasa de noche” esta empieza a vislumbrarse cuando finalmente el tren que traslada a los protagonistas abandona el intrincado bosque y la vista que se contempla desde la ventana vuelve a ser clara y brillante.

Lo que pasa de noche

Peter Cameron 

Traducción de Catalina Martínez Muñoz

Libros del Asteroide, 280 páginas, 19,95 euros

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