música

Recuperar nuestra lírica

El teatro Victoria Eugenia de San Sebastián apuesta por "Adiós a la bohemia", de Pablo Sorozábal

El director de orquesta Víctor Pablo Pérez. | LNE

El director de orquesta Víctor Pablo Pérez. | LNE

Cosme Marina

Cosme Marina

Ante el continuo desdén institucional hay organizaciones privadas que siguen manteniendo viva la lírica española. Donostia Musika, entidad donostiarra que tiene una intensa actividad musical en San Sebastián, ha puesto en pie una nueva producción de "Adiós a la bohemia", la obra de Pablo Sorozábal escrita con la colaboración en el libreto de Pío Baroja, tan infrecuente en nuestros escenarios. Este tipo de iniciativas son esenciales ante el generalizado incumplimiento de las instancias públicas de su responsabilidad de proteger el patrimonio musical de nuestro país, que sigue ausente de la mayoría de los escenarios líricos. Y cuando lo hace siempre se aborda de manera anecdótica, con un presupuesto ínfimo que no permite afrontar proyectos con garantías. De ahí que adquiera mayor valor esta apuesta que festeja el 125º. aniversario del nacimiento del compositor vasco.

"Adiós a la bohemia" fue definida por su autor como una ópera chica. Estructurada en un acto, y con duración inferior a una hora, narra un reencuentro. Una taberna madrileña sirve de escenario para que una antigua pareja, Trini y Ramón, den por finiquitada no tanto una relación que ya hace años terminó, sino toda una etapa de su vida que se saldó con el fracaso vital más estrepitoso. Todas sus ilusiones de juventud quedan frustradas. Él ya nunca va a ser el gran pintor que soñó y tiene que dejar Madrid para regresar a su pueblo y ella sobrevive en el inframundo de la prostitución. Hay, por tanto, una voluntad que comparten Sorozábal y Baroja de levantar una ópera en la que la crítica social estuviese en el primer plano, con el realismo más descarnado como argumento principal.

Víctor Pablo Pérez e Ignacio García comandaron con excelencia esta nueva puesta en escena de "Adiós a la bohemia" al frente de un sólido reparto encabezado por Miren Urbieta, Luis Cansino, David Lagares y Jon Plazaola. Sumados a ellos el resto de los cantantes, actores y músicos participantes lograron un gran homenaje al compositor, que además se extendió a algunas de sus zarzuelas más conocidas a través de un extenso prólogo que permitió el lucimiento de los solistas.

Es esta ópera uno de los cientos de títulos de nuestro patrimonio musical que permanecen ajenos a la realidad de los escenarios. La ausencia de una adecuada política estatal en este ámbito está haciendo un daño terrible a nuestra música histórica. Hasta que desde ámbitos estatales no se promueva una política de estímulos económicos que permita la creación de coproducciones entre diferentes teatros, nada se avanzará. El problema al que se enfrenta la zarzuela y la ópera española es la carencia absoluta de medios y esta merma proviene de que los teatros públicos, salvo rarísimas excepciones, reservan todos sus recursos a la ópera extranjera, dejando de lado el repertorio nacional. Esto es algo inaudito en el contexto europeo, en el que las obras propias gozan de especial protección y desde instancias públicas se financian nuevos proyectos e incluso giras nacionales e internacionales.

Por eso llama tanto la atención esta apuesta tan sólida desde San Sebastián, sin apenas ayudas públicas y, además, realizada con ambición artística. Hay que felicitarse de que la sociedad civil sea capaz de tener una responsabilidad de la cual carece la mayor parte de nuestra clase política.

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