"Riccardino", el adiós de Montalbano y Camilleri
El escritor siciliano se despidió de su personaje con una novela que preparó para ser publicada solo tras su muerte

Andrea Camilleri. / Reuters
Alejandro M. Gallo
Los escritores de sagas policiales de éxito siempre han tenido una relación extraña con sus criaturas y se han enfrentado a tres dilemas. El primero, que llega un momento que quieren matar a su protagonista, pues consideran que les impide escribir sobre cuestiones más enriquecedoras. Arthur Conan Doyle fue el primero y despeñó a Sherlock Holmes en "El problema final", aunque luego tuvo que resucitarlo por aclamación popular. A Paco Ignacio Taibo II le ocurrió algo parecido con su detective Belascoarán Shayne. Luego tenemos finales sórdidos, como el del inspector Kurt Wallander, criatura de Henning Mankell, o redentores, como el que Adrián McKinty aplicó a su detective Sean Duffy.
El segundo dilema se plantea al trasladar la saga a la pantalla. La mayoría de los escritores se desentienden, cobran los derechos y prefieren que sean especialistas quienes elaboren los guiones. Es el caso de Donna Leon y la saga del comisario Guido Brunetti o el de James Ellroy con las entregas del sargento Hopkins o las obras "L. A. Confidencial" y "La dalia negra". Otros como Allan Moore participan en el guion, aunque renieguen del resultado, como en "V de Vendetta".
El tercer dilema es cómo sobrevivir al personaje y cerrar la saga. Sue Grafton, Jean-Claude Izzo y Manuel Vázquez Montalbán fallecieron antes de concluir las series. Agatha Christie lo solucionó dejando una novela póstuma de Hércules Poirot, "Telón", casi treinta años antes de su fallecimiento. Andrea Camilleri (Porto Empedocle, 1925-Roma, 2019) era consciente de esos dilemas y "Riccardino" fue la respuesta. La escribió en 2005 y la revisó en 2016, para ser publicada a su muerte como colofón a la serie que comenzó en 1994 con "La forma del agua". Luego sería llevada a la televisión y protagonizada por Luca Zingaretti. Sin embargo, el éxito de las aventuras del comisario Montalbano iría más allá, pues el pleno del Ayuntamiento de Porto Empedocle rebautizó la ciudad como Porto Empedocle-Vigata, en honor al escenario de las tramas. Hasta colocaron en la via Roma una estatua del comisario al lado de la de Luigi Pirandello. Camilleri ha sido considerado un héroe en Italia y, en 2017, el asteroide 204816, situado entre las órbitas de Marte y Júpiter, descubierto desde el observatorio astronómico de Vallemare di Borbone, pasó a denominarse "Andreacamilleri".
La novela "Riccardino" comienza de forma clásica: con un asesinato. Un grupo de amigos se reúne para practicar senderismo y un desconocido desde una motocicleta dispara sobre Riccardo Lopestri, director de una sucursal bancaria de Vigata. Lo que seguirá es el despliegue de los ya conocidos compañeros del comisario en la investigación: Fazio, Galluzzo y Catarella. Tampoco faltarán el jefe superior Bonetti-Alderighi, el fiscal Tommaseo, Pippo Raginnese, el locutor de Tele-Vigata que tiene cara de culo de gallina, y Enzo, el dueño de la trattoria. También aparecerán las dos mujeres en la vida de Salvo: Livia, la novia genovesa, y Adelina, asistenta y cocinera.
Además, Camilleri nos presenta tres cuestiones constantes en sus novelas. La primera la gastronomía como parte de la cultura mediterránea. Así, en la mesa del comisario, sea en su casa o en la trattoria de Enzo, aparecerán los salmonetes fritos o encebollados en vinagre, una caponata siciliana, pulpo hervido o un pedazo sustancioso de caciocavallo ragusano.
La segunda es la referencia constante a escritores y a sus obras: el "primer canto de la "Ilíada"; Cicerón en "Catilinarias", Thomas de Quincey y "Del asesinato considerado como una de las bellas artes", Roberto Bolaño, Philip Roth y la sentencia de Jean Baudrillard: "Hay que olvidarse definitivamente de Foucault". Y la tercera, el triángulo siempre presente: política, iglesia y mafia. La familia Sinagra como representante de esta última; el obispo de Montelusa, monseñor Patanna, argamasa que une a los otros dos; y, por fin, los políticos que le sacan de quicio por "la pomposidad, la arrogancia, la prepotencia, la falsa cordialidad y la retórica […] de esa calaña que solo pensaba en sus intereses y fingía preocuparse por los de todo el mundo" (p. 216).
Las novedades en esta novela son dos. La primera es que nos presenta un comisario Montalbano con los síntomas del funcionario quemado. Un ejemplo: en sus anteriores entregas siempre era celoso con los casos, no consentía que nadie le arrebatase la investigación. Ahora, cualquier excusa es buena para librarse de esa carga. La segunda es el trío protagonista: el Montalbano de las novelas, el de la serie televisiva y el Autor, que no es otro que Camilleri interviniendo en la trama mediante llamadas telefónicas o faxes.

portada camilleri
Riccardino
Andrea Camilleri
Salamandra, 252 páginas, 18 euros
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