Madres contra el Dow Jones

Susan Briante explora con éxito los vínculos entre economía y vida en "El Mercado se pregunta"

Luis Muñiz

Luis Muñiz

Aunque no quepa afirmar, como hace Agustín Fernández Mallo, que este libro "funda un género", tampoco sería descabellado decir que "El Mercado se pregunta", de Susan Briante (1967), es la expresión más acabada –por vibrante y palpitante, por osada, iracunda y tierna– que ha dado hasta la fecha la poesía norteamericana sobre la relación entre escritura y dinero. Y quien dice norteamericana, dice casi universal, pues en lo referido a tan escabroso y turbio vínculo, el país de Trump y los estallidos financieros va siempre por delante; si bien, quizá, no lo suficiente, porque en la primera sección del libro, "Hacia una poética del Dow", Briante se permite desear: "Ojalá más poetas escribieran sobre el dinero". Sobre el dinero y la vida, podría puntualizarse; y poetas, no novelistas, para acotar con precisión el campo de la literatura que desde antiguo más ha rehuido el sucio trato con el níquel. Al respecto puede leerse con deleite el ensayo de Anne Carson "Economía de lo que no se pierde", donde, bien el principio, la poeta canadiense establece: "Nadie que utilice dinero permanece indemne por ese hecho". Briante reafirma ese postulado y lo actualiza para traerlo a su molino poético, reformulando, por preferencia estilística y simpatía ideológica, una afirmación de Charles Olson, que la autora deja en: "Ningún evento no es penetrado, en intersección o colisión con el mercado de valores". Y sin rebasar la citada sección, liminar, del libro, nos da la idea que ella tiene del poema, la poesía, y del efecto que a un lector del presente debe causar una poesía del presente: "El poema es una inversión de alto riesgo, un compromiso a largo plazo. Como una ciudad grande y sucia, debería hacerte sentir / un poco incómodo".

Valiéndose de la numerología, Briante va generando sus poemas a partir de la cifra de cierre del índice bursátil Dow Jones, que conecta con las entradas (numeradas) del popular compendio de citas de John Bartlett y versiones online de "Hojas de hierba" o "El paraíso perdido"; y así, en lo más cruento de la crisis financiera de 2008, con un método no muy diferente del que empleamos a diario para navegar por internet –de dispersión y volubilidad, digamos, controladas–, dibuja un panorama de vida sujeto aleatoria pero irremisiblemente al dinero. La gracia y el interés residen en que lo hace dejando que el empuje de la vida, repartiendo desánimos y alientos –un aborto espontáneo, un embarazo con éxito–, prevalezca sobre la dictadura del valor monetario; y hasta tal punto que ni siquiera se priva de otorgar al Mercado la condición de personaje ("el Mercado frunce el ceño", "entonces el Mercado tuvo hijos"). De esta manera, Briante atiende tanto a lo público como a lo íntimo por la vía más útil a los poetas empeñados en registrar y esclarecer la existencia de los humanos del presente: la yuxtaposición de planos; y fiel a las demandas de la poesía documental ("me gustan los poemas que van a las prisiones y a pueblos con minas de carbón", dice), inscribiéndose por voluntad propia en la tradición del Williams de "Paterson", de Muriel Rukeyser y James Agee, sentencia: "¿Y qué es emoción sin documento?". Pero también: "El poeta –como el árbol de la basura– lo usa todo". O: "El poema acepta hojas amarillas, estrellas guía, un cultivo malogrado, mi leche saliendo".

En «Madre es marxista», la revolución feminista parece cruzar el umbral del género y volverse revolución a secas

"El mercado, madres, divide y nos divide. / Y alguien hace dinero hace dinero hace dinero hace dinero". Briante dedica la última sección del libro, "Madre es marxista", justamente la más adscrita a la docupoetry, a componer un muestrario de asuntos que siguen –aunque ya hayan transcurrido 15 años– de plena actualidad: la infrafinanciación de la educación pública, la violencia en las calles, la militarización de los cuerpos policiales, la represión policial de la población negra, la inmigración… Es la parte más combativa del libro, en la que Briante más se acerca al discurso político, y es más grande la tentación de leer el resultado de su indagación como un "paquete de ideas", no como una prospección multifacetada e interconectada de la realidad. Sin embargo, aquí, como en otros segmentos del texto, su sabia combinación de dato y vivencia y su mirada lúcida y afectiva vienen a socorrerla; especialmente, cuando tales virtudes se materializan en asertos como el que sigue, donde la revolución feminista parece cruzar el umbral del género y volverse revolución a secas, no parcelada, bien que propulsada por la maternidad: "Madre no es una posición de sujeto biológico o relacional, pero puede ser una actitud de resistencia frente al mercado".

Kriller Briante Mercado fin

Kriller Briante Mercado fin

El Mercado se pregunta

Susan Briante

Traducción de Giancarlo Huapaya

Kriller71, 214 páginas, 16,90 euros 

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