arte

Arar el color de lo invisible

Verónica G. Ardura resalta la honestidad cromática de Casimiro Baragaña

"Cuadernos", de Verónica G. Ardura.

"Cuadernos", de Verónica G. Ardura.

Luis Feás Costilla

Luis Feás Costilla

Apenas unos meses antes de jubilarse, el director de la Fundación Municipal de Cultura de Siero, Ramón Quirós, ha querido ofrecer su estupenda sala de exposiciones a la única artista local de relevancia que todavía no había mostrado su obra allí, Verónica G. Ardura. Sí lo habían hecho las dos figuras principales ya desaparecidas, los pintores Carlos Sierra y, por supuesto, Casimiro Baragaña, que da nombre al certamen nacional sobre el que se articula buena parte de la programación municipal.

También José Manuel Núñez, que desde hace años reside en Lieres, y Beatriz Gutiérrez, que expuso recientemente "Territorios" una vez apartada de la enseñanza en Taller 3. Sólo quedaba la más joven, que, aunque nacida hospitalariamente en Gijón en 1976, hunde sus raíces en la Pola y vive y pinta en Siero, en constante asimilación de una atmósfera y un paisaje que tiene absolutamente interiorizados y en deuda con sus mayores. Despojada del yo, se vuelca en el interés por cuanto la rodea.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en la especialidad de Pintura, con estudios de Bellas Artes y Litografía en la ciudad belga de Lieja, Verónica G. Ardura lleva exponiendo desde 2005 y desde entonces su trabajo se ha caracterizado por su voz lírica, poética, expresada no sólo a través de la pintura, sino también de la palabra. Ya sea en coloristas haikus de dos versos o en ligeras composiciones pictóricas de técnica diversa, busca concretar esa visión poética del mundo en la forma de un cuadro o una estrofa, basados siempre en gestos velados y casi transparentes. También profesora, en la actualidad ejerce en la Escuela de Arte de Oviedo.

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Una vista general de los "Cuadernos" de Verónica G. Ardura.

Sus pinturas a la acuarela o al acrílico procuran aunar, independientemente de cuál sea su formato, su concepción artística con un adecuado acto generador que la integre. Lleva dentro el paisaje, a la manera oriental, y, ya sea con sus escuetas pinceladas de agua sobre papel, o con sus brochazos más densos sobre lienzo, construye estampas chinescas de translúcida exactitud. Porque sabe que la idea por sí misma no basta, que debe haber un acuerdo entre el entendimiento y el gesto, y que la lucha dialéctica entre concepto y ejecución debe resolverse en un solo acto que aúne visión intuitiva, pensamiento y quehacer, en esa "hora del alumbramiento" de la que habló Rilke.

Al proceso trazado, dibujado y pintado con el tiempo en papeles, tablas y cuadernos, a ese "arar" en que consiste la pintura –como un labrador que realiza surcos sobre la superficie, en palabras de Rafael Canogar–, está dedicado precisamente el casi centenar de obras que componen la primera parte de la exposición. Aunque el trabajo en sí está muy concentrado, se expande convenientemente por la sala, como corresponde a una artista que también se ha dedicado a realizar ambiciosas escenografías teatrales o dirigir puestas en escena. En la exposición que hizo en 2011 en la Sala Borrón de Oviedo llegó incluso a proyectarse literalmente sobre la pared, en un ejercicio performativo –escénico– que unía pintura con caligrafía y escritura programática.

VERÓNICA G ARDURA   Estudio sobre gran bosque de Casimiro Baragaña IMG 20230324 155234

Un estudio de Verónica G. Ardura sobre la obra «Gran bosque», de Casimiro Baragaña.

Frente a este primer sector, más austero y en el que abundan las tintas grises, la segunda parte de la exposición, compuesta por otras veinticinco obras, es un homenaje al color de Casimiro Baragaña, el primer pintor profesional de Pola de Siero, de cuyo nacimiento se cumple el centenario este año. Artista fundamental, su figura fue germen de otras vocaciones artísticas en la localidad, como la de la propia Verónica G. Ardura, que dice deberle un agradecimiento eterno por su mantenido apoyo en el tiempo, su ejemplo y su generosa confianza hacia su labor pictórica desde que la conoció.

Todo el apartado sirve para profundizar en el estudio de las "convivencias tonales" que la artista encuentra en las composiciones de Baragaña, de las que destaca "una total coherencia, una conciencia del color y un gusto armónico" que se repite en toda la obra y evolución artística del pintor poleso, al que resalta por su "honestidad". Elogio merecido que adquiere mayor valor al provenir de una artista también rigurosa en la sinceridad con uno mismo y que comparte con Baragaña esta bella cita: "La pintura ha sido casi todo en mi vida, y lo será hasta el final. Desde el invisible principio hasta el invisible final".

Arar_Al color de Casimiro B.

Verónica G. Ardura 

Casa de Cultura de Pola de Siero, calle Alcalde Parrondo 30, Pola de Siero. Hasta el 1 de abril

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