ENTREVISTA

Javier Martínez Babón, egiptólogo: "En el Antiguo Egipto existía el divorcio, que siempre era favorable a la mujer"

"A diferencia de lo que nos cuentan muchas películas, la esclavitud no existía en la época de las pirámides, ésta llega mucho después"

El especialista en Egipto Javier Martínez Babón, fotografiado en Portocolom.

El especialista en Egipto Javier Martínez Babón, fotografiado en Portocolom. / PERE ESTELRICH

Pere Estelrich i Massutí

¿Qué tiene la historia del Egipto antiguo que le seduce como historiador?

Para mí, Egipto es como un imán, desde muchos puntos de vista. En ese imperio encontramos elementos históricos, monumentales, científicos, incluso esotéricos, que hacen del antiguo Egipto una cultura que engancha a muchos de los que nos dedicamos a la historia antigua.

Hablamos del Antiguo Egipto como si fuera un periodo relativamente corto de la historia.

Y no es así. De entrada, engloba tres mil años antes de nuestra era y estudios recientes inducen a pensar que incluso antes, pues si bien no tenemos constancia jeroglífica, no quiere decir que no existiera. Por tanto, hablar de Egipto antiguo es hablar de mucho antes del Imperio Romano y hasta bien entrado éste, o al menos hasta la entrada del cristianismo en Roma.

¿Egipto es el Nilo?

Sin duda el río es la madre de esa civilización. Toda la vida estaba condicionada por las aguas del Nilo. La agricultura, la sociedad, incluso el río era como la autopista para conectar diferentes zonas del imperio.

¿Por qué sabemos tanto de la vida que llevaban los faraones y los ciudadanos del imperio?

Por una cosa muy importante y es que los escribas lo apuntaban todo, absolutamente todo. Así que nos han llegado muchos datos.

Y ¿dónde ponemos a la Piedra Rosetta?

Es clave sobre todo para poder llegar a descifrar las inscripciones jeroglíficas, ya que en ella se encuentra el mismo texto de tres maneras, entre ellas el griego. Cosa que no hubiera sido posible si los conquistadores no hubieran permitido que los egipcios conservaran su cultura y su manera propia de transmitirla. Y eso duró hasta que el cristianismo la prohibió, pues la consideraba una cultura ligada al paganismo.

Esto nos lleva a hablar de la Biblioteca de Alejandría y de Hipatia, su bibliotecaria.

La biblioteca fue una creación de los Ptolomeos, que además de clasificar todo el saber escrito existente, querían fomentar el encuentro entre filósofos, pensadores y científicos, a modo de debates. Al destruirse la biblioteca una enorme cantidad de obras desaparecieron, fue algo terrible para la transmisión del saber antiguo. A Hipatia la mataron por dos hechos: por ser mujer y por ser intelectual y todo dentro de un contexto de eliminar todo lo que se apartaba de la corriente cristiana dominante.

¿Cuál era el papel de la mujer en el antiguo Egipto?

Tenía una posición y unos derechos mucho mayores de los que tenía en los pueblos de la época. Una mujer podía redactar testamento y podía tener bienes, y una cosa muy importante, cuando se casaba podía firmar unas condiciones de nulidad por si la pareja no funcionaba en el futuro. Podemos decir que, en cierta manera, en el Antiguo Egipto existía el divorcio que siempre era favorable a la mujer.

¿Cómo era la estructura social?

Primero en la cima, la casa real, la del faraón, que era considerado un dios o descendiente de dioses, pero a muy poca distancia tenemos el visir, el hombre de confianza del faraón y que tenía mucho poder administrativo y judicial, luego venían los encargados de la parte económica y de los graneros, hasta llegar a la base que eran mayoritariamente campesinos y ganaderos. A diferencia de lo que nos cuentan muchas películas, la esclavitud no existía en la época de las pirámides, ésta llega en época muy avanzada de la civilización egipcia, cuando el imperio pasa a expandirse y a conquistar otros territorios. Así que estas construcciones monumentales las diseñaron arquitectos, naturalmente, y las hicieron los obreros del pueblo egipcio. Las pirámides son obras de arquitectura e ingeniería, utilizando conocimientos matemáticos muy avanzados y maneras de construir que no conocemos, pues no nos ha llegado el papiro que las explica. El día que esto ocurra, realmente tendremos una información enorme.

Así que las películas y novelas como ‘Sinué el egipcio’, no aportan nada a la historia.

Bueno, tienen algo positivo, aunque hay mucha más ficción que realidad. Algunos ejemplos en negativo los encontramos en Tierra de faraones, en la que los anacronismos y errores son muchos: aparecen camellos, dromedarios y caimanes, inexistentes en Egipto, en una sala de palacio hay una piel de tigre, un animal que tampoco existía allí y aparecen soldados con unas espadas largas cuando ese es un invento muy posterior. Pero por otra parte en la película de Cecil B de Mille sobre Moisés, el director tuvo como asesores a egiptólogos, con lo cual los carros de combate y otros elementos son realmente muy parecidos a los que se utilizaban en la época.

Y hablando de la Biblia, los Diez mandamientos no son literatura originalmente bíblica, ya aparecen en el Libro egipcio de los muertos, lo mismo pasa con algunas de las Bienaventuranzas.

¿Cuál es la importancia de Tutankamón, el faraón más famoso?

Es importante por lo que se encontró en su tumba, intacta, pero no por su reinado, que fue corto. Así que más que de Tutankamón debemos hablar de Howard Carter, el descubridor de la tumba y que fue minusvalorado por los egiptólogos de la época, que no lo consideraban un científico pues no se había formado en universidades sino sobre el terreno, ya que él era dibujante.

¿Por qué la civilización del Egipto antiguo ha dado pie a tantas teorías esotéricas?

Esos mitos absurdos y estrambóticos relacionados con el Antiguo Egipto, se fomentan mayoritariamente en las novelas de una escritora inglesa que bien merece ser más reconocida como literata. Me refiero a Jane Wells Loudon que en su novela de ciencia ficción, La momia, ambientada en el siglo XXII, cuenta como después de la disección pública de una momia en Londres, ésta recobra la vida. Luego vinieron autores como Edgar Allan Poe, Louise May Alcott o Bram Stoker que pusieron su grano de arena. Y si a esto le añadimos que a principios del siglo XX el periodismo inglés magnificó algunas casualidades que sucedieron a algunos egiptólogos, pues la cosa se dispara. Incluso algunos han conspirado sobre el hundimiento del Titanic, asegurando que en la bodega llevaba una momia en un ataúd maldecido. Todo un caldo de cultivo para las ideas esotéricas y sobrenaturales.

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