Una historia para recordar

Luis Marigómez edita una antología de textos publicados en la mítica revista "El signo del gorrión"

Fernando Menéndez

Hace treinta años se fundó la revista literaria "El signo del gorrión" y hace veinte que concluyó su trayectoria después de diez años de una vida fértil y estimulante. Es probable que a estas alturas haya todavía muchos lectores que no sepan de su existencia. Para suplir esa carencia, la editorial leonesa Eolas ha publicado "Travesía de ‘El signo del gorrión’ (1993 - 2003)", una amplia selección de los textos publicados en sus diez años de existencia, que dan fe de la calidad y la importancia de sus contenidos. El encargado de la edición y coordinación de este libro es uno de sus fundadores, Luis Marigómez (Nava de la Asunción, Segovia, 1957), que, a modo de amplia antología, nos brinda una suerte de bocados suculentos para el apetito lector.

El volumen se abre con una necesaria introducción de Marigómez, "Apuntes para una historia", en la que relata la creación y la vida, de manera condensada, de "El signo del gorrión".

La fecha y el lugar para la historia hay que situarlos en Toro, la primavera de 1992. Cito palabras del propio Marigómez: "Por fin, en una comida en Toro, en la primavera de 1992, Miguel Casado, Olvido García Valdés, Luis Marigómez, Gustavo Martín Garzo, Carlos Ortega, Esperanza Ortega, Ildefonso Rodríguez, Tomás Salvador González y Miguel Suárez decidimos publicar una revista por nuestra cuenta, sin depender de ninguna administración pública o privada. Habría tres sedes que cubrirían el lugar de residencia de todos los fundadores. Le pedimos a Manuel Ferro que nos hiciera la maquetación y las páginas maestras, y a José-Miguel Ullán la portada de todos los números".

Así comienza esta historia. Sus fundadores ya venían de cultivar una amistad y de compartir proyectos previos como la revista "Un ángel más" o la iniciativa de charlas y lecturas públicas "Un golpe de dados". El primer número de "El signo del gorrión", como corresponde a su primera época, era de formato estrecho y largo, en la segunda época, con la aparición de la editorial Trotta, se convirtió en sentido estricto en una revista de bolsillo. Aquel número inicial incluía, por citar alguna de sus colaboraciones: poemas de María Victoria Atencia, una entrevista de Miguel Casado a Antonio Gamoneda. Relatos de Christine Monot o traducciones de Robert Walser o John Ashbery.

Desde el principio la revista subsistió a base de suscripciones. Este que les escribe tuvo la oportunidad de suscribirse desde el primer número y eso supuso un rito estacional (así era su periodicidad), una escuela de escritura; una educación en el gusto y un espacio para dar a conocer trabajos y escritores. El papel como canal para difundir nuevas voces o para adelantar obra en marcha siempre fue una constante en las revistas literarias. Cuando en 1993 apareció "El signo del gorrión" el panorama de revistas era rico y variado. Hoy día, los tiempos han cambiado, la revista de papel escasea. Su lugar lo ocupan las publicaciones digitales, que también asumen entre sus criterios el de dar a conocer nuevas propuestas.

Cuando Marigómez en sus apuntes iniciales de "Travesía de ‘El signo del gorrión’" afirma que "su objetivo primero es dar a conocer lo que hacen y lo que les gusta leer" está señalando la posibilidad de que una revista literaria sea de alguna forma la poética común de un grupo o redacción sin sustraerse de los gustos individuales, compartidos o no.

El libro de Eolas se divide en tres partes: la primera recoge una selección de colaboraciones ajenas: una entrevista de Ullán a Borges, unos poemas de Umberto Saba o unos fragmentos de "Estampas rusas", el imprescindible libro de Moisés Mori, que aprovecho para recomendarles si no lo han leído.

La parte central del libro incluye completa la sección de la revista titulada "Abecedario": una suerte de diccionario poético y libre.

Por último, la tercera parte consta de una selección de las colaboraciones de los miembros de la redacción. Textos y poemas todos excepcionales. A mí me gustaría hacer mención especial a los poemas de Tomás Salvador González y Miguel Suárez que, lamentablemente, nos han dejado no hace mucho.

Propongo al lector que lea este libro, que comience consultando la lista final de todos los autores y autoras que publicaron la revista y así comenzarán haciéndose una idea de su dimensión.

Yo, por mi parte, me encomiendo a la voz que abre "Abecedario": "Aflicción / se oye al que no está".

Imagen signo

Imagen signo / cultura

Travesía de «El signo del gorrión» (1993-2003)

Luis Marigómez (coordinador)

Eolas, 308 páginas, 25 euros 

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