Centenario de Franz Kafka (1883-1924)

Milena Jesenská, más que amiga y traductora de Kafka

Monika Zgustova novela la vida de la periodista y activista que entró en contacto con el escritor praguense para verter al checo "El fogonero"

Milena Jesenská.

Milena Jesenská. / PIM

M. S. Suárez Lafuente

Coincidiendo con el centenario de la muerte de Franz Kafka, la autora hispano-checa Monika Zgustova nos ofrece una biografía novelada de Milena Jesenská, conocida por las "Cartas a Milena" que el escritor praguense le escribió entre 1920 y 1923, reunidas en 1952 para su publicación. Zgustova inscribe a Milena a través de una voz narradora casi autobiográfica, enhebrando datos contrastados, motivaciones personales y pensamientos privados. Al principio, como autora implícita, Zgustova se interna en la niebla para rescatar a una mujer perdida en la historia que se presenta así: "Soy Milena de Praga –me dice en voz baja. Y cuenta su historia". Historia que Zgustova divide en cuatro grandes capítulos, cuyos títulos denotan los pasos fundamentales de Jesenská por la vida: "La extranjera", "La traductora", "La periodista" y "La prisionera". Kafka pertenece al segundo capítulo.

Jesenská fue una periodista checa tan notable que sus artículos fueron compilados en dos libros sobre la marcha; fue también traductora. Y, como activista política, ayudó a mucha gente a huir del régimen nazi antes de ser internada en el campo de concentración de Ravensbrück, donde murió en 1944, a los 48 años, de una enfermedad renal.

Procedente de una familia acomodada de Praga, se instaló en Viena con su primer marido en los primeros años de la desintegración del imperio austro-húngaro. Allí vivió el ambiente intelectual de los cafés, se inició en el periodismo y conoció a Robert Musil, Hermann Broch y Franz Werfel, entre otros nombres importantes de la época.

En 2020 escribió a Franz Kafka pidiéndole permiso para traducir al checo su relato "El fogonero", e inició una relación epistolar con el autor que, si bien solo durará un par de años y únicamente propiciará que se vean en dos breves ocasiones, describe lo que pudiera ser un idilio apasionado. Para Milena, cita Zgustova, esas cartas "eran mi consuelo; Kafka siempre me comprendía. (…) Aprendí lo que es el amor: interesarse por el otro. Interesarse por el presente, pero también por el pasado. Cada pequeña cosa relacionada con el otro." Kafka, si bien quería tenerla a su lado para siempre, dudaba, tenía miedo de no poder estar a la altura de la relación, de ofrecerle solamente "una mano sucia, temblorosa, una mano con garras, volátil e insegura, ardiente y helada". Cuando Kafka muere, Milena escribe un sentido obituario, a "un hombre solitario, sabio, aterrorizado por la vida (…) tímido, ansioso, amable y bueno".

Muerto Kafka, Jesenská da un vuelco a su vida: se separa de su marido, recupera su apellido de soltera, se muda a Praga y comienza su exitosa carrera como periodista. Praga es ahora la capital de un reciente estado independiente y está en plena ebullición intelectual, "rebosa energía y optimismo, originalidad e innovación", mientras que Viena, que había perdido la guerra y, con ella, el imperio, se convierte en una ciudad "melancólica y deprimente".

Franz tenía miedo de ofrecer a Milena solo "una mano sucia, temblorosa, una mano con garras, ardiente y helada"

En esta etapa de su vida, Milena vuelve a casarse, tiene una hija, traduce varias obras de Kafka ("El proceso", "La condena" y "Meditaciones") y trabaja en los periódicos más importantes de su ciudad. Aunque aspira a dirigir una sección cultural, ser mujer solo le permite estar al frente de la sección femenina: "moda, vida sana, recetas de cocina…". La periodista ha de aceptar la única posibilidad que le ofrecen, pero decide que su columna será "emancipadora, luchará por la igualdad de la mujer, y reflejará la sociedad, así como la política y la cultura y sus necesidades".

Pronto los avatares políticos de la década de 1930 arrastran a Jesenská al activismo clandestino y, eventualmente, a las manos de la Gestapo. En Ravensbrück conoce a Margarete Buber-Neumann, "quien había estado antes en un campo de trabajos forzados estalinista", y mantiene con ella una especial amistad. Ambas mujeres intercambian experiencias, opiniones y momentos alegres, dentro de su penosa circunstancia. Será Buber-Neumann quien escriba la biografía de Jesenská por deseo expreso de ésta, publicada en 1963 como "Milena".

Zgustova no pone en duda que la relación de Milena con Kafka fue importante para ambos en un momento en que ella sufría los continuos desplantes de su marido, que le ocasionaban una erosión constante de la autoestima y una gran necesidad de ternura, y Kafka salía de otra relación frustrada. Pero ese amor platónico fue episódico en la vida y obra de Jesenská, que merece ser tenida en cuenta, con su nombre y apellido, por sí misma.

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Soy Milena de Praga

Monika Zgustova

Galaxia Gutenberg, 168 páginas, 17,50 euros

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