Gijón, J. E. CIMA

De todos es conocido que marcarle un gol a Roberto siempre le molesta mucho y si en casa encaja tres es de los que aunque no tenga culpa seguro que luego no concilia bien el sueño pensando en que los podría evitar. El guardameta del Sporting, tras el empate a tres tantos en El Molinón, reconoce que «fue una pena que en la última jugada del primer tiempo nos empataran y que luego se nos escapara el triunfo en el minuto 90 en un balón colgado que remata Moisés y pega en Jorge o Sastre que me la desvía y entra en parábola. Este empate duele porque se hizo un buen trabajo. Teníamos que haber ganado, pero seguimos sumando y con una gran racha sin perder».

El guardameta gallego quita hierro a los goles encajados por el equipo a balón parado porque «defensivamente estuvimos en buena línea y se trabajó bien, pero en esas jugadas podemos hacer algo más. También hay que contar con el acierto y la calidad del rival, que fue mucho con dos golazos, y en el tercero fue un balón que quedó suelto».

Ya tenía temores en la víspera por la calidad que atesoran algunos futbolistas. Roberto explica que «había que respetarlos porque sabíamos que tienen buenos futbolistas con peligro en el ataque y en el juego aéreo. En el tanto de falta directa, Campano le pegó muy bien. Pero era un partido para ganar y te fastidia y da pena que te empaten en el último minuto».

Ahora tiene claro el guardameta rojiblanco que «hay que pensar ya en ir a Málaga frente a un rival directo y veremos lo que pasa. De momento, seguimos en puestos de ascenso. En esta categoría está todo tan igualado que habrá que sufrir en los diez partidos y esperemos tener un final mejor».

No obstante, Roberto recuerda que «jugar con tantas ganas a veces no es bueno. Hay que controlar a veces un poco más y parar los partidos, pero los rivales también cuentan».