«Ahora nos vamos a divertir»

Montmeló (Barcelona), Álvaro FAES, enviado especial de LA NUEVA ESPAÑA

Nunca una rotura de motor había sabido tan dulce. El R28 decidió fallar el día que mejor se estaba comportando y por eso el incidente de la rotura de motor se ve como un mal menor en el mundo Alonso, sobre todo ahora que no necesita cada punto para luchar por el campeonato. Volver a sentirse competitivo, a verse entre los buenos, es una bocanada de oxígeno para el asturiano, que vive la competición hasta el último extremo. «A partir de ahora nos vamos a divertir». Lo dice convencido de que el coche es mucho más rápido, ahora que ha podido aportar su experiencia, su espíritu de mecánico, al original que salió de la fábrica poco después de comprometerse con el equipo.

«Espero que este rendimiento sea el punto de partida y si lo confirmamos en Turquía se abre un camino nuevo y otra temporada para nosotros». Del percance que le obligó a abandonar por primera vez en el Gran Premio de España no da más detalles que la mala fortuna. «Las carreras son así y a cualquiera se le puede romper el motor». Lo admitió a las puertas del campamento de Renault, cuando todavía rugían los monoplazas sobre la pista. Recorrió a toda prisa el camino hasta el aparcamiento de pilotos y se subió al Mégane Sport que conduce desde que regresó a la casa del rombo. No había pasado ni una hora desde que un espontáneo saltó la valla y acudió a abrazarse con el piloto tras sufrir el primer abandono de la temporada.

Aun se dio más prisa Flavio Briatore. Se quedó sin pilotos en la pista cuando Alonso sufrió el azote de la mala fortuna. Dejó el circuito en un abrir y cerrar de ojos. Veinte vueltas por consumir en la pista y Raikkonen de líder camino de una victoria sin remedio. Nada interesante para Flavio Briatore, que puso pies en polvorosa por la vía rápida. Fue el que más sufrió cuando vio la cortina de humo aflorando por la parte trasera del R28. Desde su puesto en el muro, maldijo su mala suerte. Se mesó el cabello blanco, negó una y otra vez y hasta se resintió por momentos su permanente bronceado. Se había arruinado su gran momento, el del resurgir del coche que tantos quebraderos de cabeza le ha dado en los últimos meses.

Pero Fernando Alonso está convencido de que el infortunio se quedará en anécdota con el paso del tiempo. «Por desgracia nos pasó en el Gran Premio que corríamos en casa, pero me voy con buenas sensaciones porque estábamos luchando con los coches punteros, no como en otras carreras, que no los veíamos ni en pintura», explicó el asturiano. Y resumió el motivo de su optimismo por causa de haberse visto otra vez entre los mejores. «Ahora se pueden hacer cosas, me puedo divertir en el coche, cosa que no era posible hasta ahora porque estábamos perdidos en mitad del pelotón. Después del coche de seguridad pudimos rodar con los BMW. Los mantuvimos ahí y creo que ya hemos dado el salto para ser el cuarto equipo, detrás de los tres grandes».

La estrategia de Renault puso el coche de Fernando Alonso en la pista con poca gasolina, aunque el asturiano encuentra motivos para sentirse satisfecho. «La cosa iba bien, y el resultado era el que se esperaba. El podio estaba imposible y la previsión era luchar con Kovalainen y Heidfeld por el sexto y séptimo puestos, antes de la sanción al alemán. Estoy contento porque estaba rodando con ellos, los veía ahí, los podía tocar. Éste es el camino a seguir».

La motivación le llega a Fernando Alonso por haber podido estar con los coche punteros, aunque la pelea luego no fuese en igualdad de condiciones. «El coche ha mejorada mucho. Massa sólo paró dos vueltas más tarde y pudimos estar rueda con rueda con Kubica y Heidfeld y sólo perderlos metro a metro. Es algo a lo que no estaba acostumbrado este año, pero ojalá que a partir de ahora se convierta en algo normal y nos empecemos a divertir».