Si la Clásica al Naranco nos fascinó, la primera etapa de la Vuelta a Asturias resultó igual de emocionante y, más, si cabe, en su desenlace. A muchos les puede sorprender que llegue un grupo de cinco corredores a la meta y que cuatro de ellos sean del mismo equipo. Es cierto que no suele ser habitual, pero haciendo memoria recuerdo una Vuelta a Valencia en la que el equipo de la Once hizo algo parecido en el Coll de Rates. También sucedió algo parecido en el Tour de 2002, cuando subiendo el Aubisque me quedé del grupo de cabeza formado por unas 25 unidades, de los que ocho eran corredores del US Postal de Lance Armstrong. Esto es lo que pasa cuando tienes corredores de la talla de Bruno Pires, Xavi Tondo, Tino Zaballa y Ángel Vicioso. Estos últimos, siempre corredores dentro de los equipos punteros de la famosa UCI-Pro Tour, ahora se han visto obligados a recalar en la formación portuguesa La Aluminios para poder ejercer su profesión. Ayer, demostraron que les da igual defender unos colores que otros y que no les importa si se trata del Tour de Francia o de la Vuelta a Asturias. Están aquí para ofrecernos ciclismo del bueno y ayer sólo se vio la primera carta. Hoy volveremos a disfrutar de ellos en la crono de Llanes y estoy seguro de que hasta la última jornada de la Vuelta seguiremos presenciando jornadas espectaculares.

La etapa se rodó a un ritmo infernal, desde el principio. No hubo ni un sólo descanso y esto provocó que en Gijón muchos corredores cedieran minutos. Hoy, en el sector de por la mañana, se correrá de igual forma, porque ya se sabe que con tiempo perdido la mejor forma de conseguir un triunfo es intentar una fuga, propicia por el terreno rompepiernas que hay y la distancia corta. Veremos a ver si los equipos de los sprinters consiguen controlar la carrera y el llanisco Joaquín Sobrino puede conseguir la victoria ante sus paisanos.

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