Los días 9 y 10 de mayo de 2008 se disputó en Barcelona la Final Four de la Euroliga de waterpolo, el deporte que el «Diccionario Panhispánico de Dudas» sugiere transformar en «polo acuático» y en el que dos equipos de siete jugadores compiten en una piscina para introducir un balón impermeable y flotante dentro de la portería rival.

Cuenta la historia que surgió en los en ríos y lagos de Inglaterra en el siglo XIX, con los jugadores nadando dentro de barriles, y se incorporó al programa de los Juegos Olímpicos en 1900.

Es un deporte lleno de matices, como habrá podido apreciar en los diferentes desplazamientos horizontales de los jugadores: «crol» con la cabeza hundida o la cabeza fuera del agua, «espalda sentado», «braza vertical» y los curiosos «trudgen» (que combina una brazada de crol y una de braza con la cabeza fuera del agua) y «over» (que se realiza sobre un costado con el brazo interior estirado y con una patada asimétrica con una pierna hacia delante y la otra flexionada hacia atrás).

Si ha seguido los tipos de pases habrá disfrutado con los dinámicos «autopase», «de hombro», «de medio revés» y «de espalda» y con los verticales que reciben denominaciones como «de frente», «parabólico», «palmeo», «rectificado», «con finta»...

Habrá diferenciado entre lanzamientos con desplazamiento horizontal y en posición vertical. Es el caso del «sueco», lanzando hacia delante a la altura del hombro; «boszi», que con una mano eleva la bola y con los dedos extendidos de la otra se empuja el balón; «sobre la espalda», con la ejecución de un giro, y «previa finta», con un movimiento de engaño para el adversario. Y también, de remates «de frente con el brazo armado», «parabólico», «de revés» con el codo marcando la dirección del lanzamiento, «de barrido» o sobre el hombro y «de cuchara», con un tiro sorpresa por detrás de la cabeza.

Póngase el gorro con protecciones flexibles para las orejas, bata sus piernas en el agua y nade recordando a Manuel Estiarte y a la selección olímpica que fue campeona en 1996.