Oviedo, J. M. F.

Oviedo, J. M. FELGUEROSO

La expedición del Oviedo nunca olvidará el viaje a Caravaca para jugar el primer encuentro de la fase de ascenso a Segunda B. Si el fracaso en lo deportivo aún se puede recuperar, las vivencias de los diecinueve jugadores desplazados, así como cuerpo técnico y auxiliares, no lo olvidarán fácilmente.

Ya el sábado el autocar del equipo, estrenado este año tras una fuerte inversión económica, se estropeó en dos ocasiones y hubo que arreglarse en Villalba, lo que motivó que el horario establecido, tanto de comida, como de entrenamiento, se viese alterado.

El domingo nadie podía pensar lo que sucedió al final. El presidente del consejo de administración, Dámaso Bances, y el consejero Pepe Costas iniciaron el viaje desde Oviedo tras ver en la tarde del sábado el descenso del equipo de balonmano del Naranco.

A su llegada al campo municipal de El Morao, alrededor de quinientos seguidores azules, con la ilusión a raudales, recibieron a los jugadores a los que se les hizo un pasillo para entrar en el campo caravaqueño. Más apoyo, imposible.

El partido comenzó con ligero dominio oviedista, pero pronto, entre el árbitro y el equipo local, el juego se deslució, ya que había más interrupciones que continuidad en el juego. Era complicado jugar, no sólo por la presión del Caravaca, sino también por el terreno de juego, con zonas irregulares, por lo que no era fácil controlar el esférico. Llegó el primer gol de los locales, pero el ánimos de los oviedistas no bajó.

En el descanso hubo fuerte reprimenda de Carrasco a los suyos. El técnico consideraba que no estaban jugando como él quería, que había que tocar el balón, a pesar de que se pudiese perder por goleada. Según Carrasco había que acabar siendo fieles a un estilo. Un jugador, con carácter y oviedista hasta la médula, Mario Prieto, le replicó que el campo estaba para jugar feo y que había que lograr un buen resultado. Nadie le respaldó y el técnico tomó nota y pasó factura en el segundo tiempo. A más de uno le llamó la atención que en el vestuario, donde el técnico no deja entrar a nadie, había otra persona dando ánimos y diciendo que se podía remontar. Era Manolo, ex jugador del Barcelona, donde coincidió con Carrasco, y Murcia y que hace algunas fechas comentaba que iba a ser el segundo del técnico alicantino en sustitución de Fermín. Comenzó el segundo tiempo y al poco, tras nuevo fallo defensivo, segundo gol del Caravaca. El jugador que plantó cara a Carrasco, uno de los veteranos, sustituido. No le perdonaba su osadía. Llegaron dos nuevos goles de los locales y el Oviedo no reaccionaba, hasta que Carmona acortó diferencias.

Entrada al vestuario y gritos y gestos de desaprobación contra el técnico para que lo oyesen los miembros del consejo. Salida con caras cariacontecidas. Pero a pesar de algunas increpaciones los jugadores dieron la cara y se bajaron del autocar esperando a su técnico, que tuvo que salir protegido por la Guardia Civil. En marcha hacia Oviedo, pero sin parar a cenar, pues la cena se anuló. La comida encargada la llevó un técnico del Caravaca hasta Calaspara, donde hubo que esperar media hora por ella. Continuación del viaje, pérdida del autocar que no encontraba el camino correcto y llegada a Oviedo a las ocho y media de la mañana. A su llegada al Carlos Tartiere pintadas contra el técnico, así como otras en las que se podía leer «Ascenso o muerte» y que fueron borradas de inmediato. El colofón ideal para un viaje para olvidar.

Extrañados y sorprendidos. Así se quedaron los directivos del Caravaca cuando Carrasco, tras comparecer ante los medios de comunicación, fue entrevistado por la Televisión del Principado. Junto con el comentarista se encontraba, además del técnico, el jugador Mario Prieto. Y antes de comenzar ambos su intervención el técnico le dijo al comentarista que escogiese, o bien hablaba él o hablaba el jugador, pero de ninguna manera los dos a la vez. Mario Prieto se retiró prudentemente y la entrevista se pudo realizar.

Los rectores del club local comentaron que «si esto lo hace aquí, de inmediato está destituido». Poco después el técnico aseguraría en el viaje de regreso que «tenemos la peor afición del mundo. El sábado lo mejor sería jugar la vuelta a puerta cerrada».