Oviedo, Celso A. SANJULIÁN

La campaña del salmón empezó mal, y mal terminó. El balance final de 356 capturas representa el peor registro de los últimos 60 años, en concreto desde que en 1949 se establecieron los cotos en los ríos del Principado. Es un dato negativo por donde quiera que se mire, y que ha llenado de pesimismo tanto a los pescadores asturianos como a los que vienen atraídos por el reclamo de una modalidad que nuestra región atesora prácticamente en exclusiva nacional.

A la luz de la estadística se observa que las capturas se redujeron un 77 por ciento respecto del año pasado, quedando por debajo incluso del balance de 1997, un año que había entrado en la historia por haber sido hasta ahora el peor con sus 580 salmones precintados. Entonces fue un problema cíclico de desove flojo, con su correspondiente efecto en la merma de ejemplares retornados. Lo de ahora es otra cosa. Y que preocupa mucho, porque se ignora la causa. Teorías circulan varias, pero la única certeza es que los salmones no han llegado a los ríos asturianos en el número de otras campañas. En marzo y abril, cuando ya se dispararon las alarmas por el descenso de capturas, se hicieron muchas conjeturas. Una apunta a la pesca industrial en alta mar, consecuencia de haberse ampliado de tres a seis meses las licencias de la Unión Europea a los armadores. Otra ve la causa en el cambio climático, que podría estar afectando a la cadena alimenticia del salmón en los grandes comederos de Groenlandia. Sin los kills, los capelines y otros bocados favoritos, el pez estaría modificando su ruta de regreso para buscar comida en latitudes más al Norte.

Ésas y otras suposiciones fueron puestas sobre la mesa en junio pasado durante una reunión en Soto del Barco de expertos del más alto nivel. Convocados por el Principado, durante dos días debatieron las causas de que el salmón no haya llegado apenas a los ríos de la región. No es un consuelo, pero entonces se aportaron datos de que en mayor o menor medida todos los países del Arco Atlántico registraban disminución de capturas. Faltó no obstante conocer la incidencia exacta de la pesquería industrial, que es la que levanta las mayores sospechas entre los aficionados asturianos. Las asociaciones de pescadores no dudan en señalar a los buques factoría que faenan en alta mar como principales causantes de la merma en el retorno. Se basan para ello en que bastantes de los peces que logran llegar presentan marcas de red, señal de su denodada lucha por zafarse de los aparejos.

A lo que desde luego no se puede culpar es al estado de los ríos, que en los últimos meses han presentado unas condiciones idóneas para pescar. La intensidad en el régimen de nevadas y de lluvias favoreció la regularidad en los caudales de invierno a verano. Y con el agua además razonablemente limpia, detalle siempre importante dada la conocida querencia del salmón a desenvolverse en un hábitat bien higiénico. Todo ello en un año en que el Principado había dado otro paso adelante en su política de protección de la especie, al limitar la pesca a un salmón por aficionado y día en los cotos, y manteniendo el cupo de los ocho por temporada. Todo estaba preparado para que el salmón llegase en abundancia y en sus fechas. Pero falló, entristeciendo a los pescadores, preocupando a autoridades y ecologistas y mermando la economía de ribera. En definitiva, malo para Asturias.

Campanu en el Navia. Saltó la sorpresa en el Navia, que dio su campanu ayer por la tarde, ya en el límite de la campaña. El afortunado fue el coañés José Antonio Sánchez Méndez, que con cebo de cucharilla sacó un añal de 2,500 kilos en el coto Santianes. En el Narcea salieron cuatro peces: Aurora González Viña, de Cangas del Narcea, pescó uno de 2 kilos en El Zarro; José Luis García Fernández, de Blimea, uno de 2,500 en El Viso; Pelayo Melón Bango, de Llaranes, de 2,200 también en El Viso, y Rogelio Cano Arias, de Oviedo, uno de 2 kilos en El Güeyu. En el Cares, los hermanos burgaleses Trinidad y Valentín Saiz Saiz sacaron sendos añales de 2,400 y 2,600 kilos en el coto Monejo. Y en el Eo, el tevergano Laureano Álvarez Valiña sacó ya en la anochecida un pez de 2,600 kilos en el coto La Volta. Fue la última captura del año.