La Morgal (Llanera),

Mario D. BRAÑA

«Un deportista a seguir». Así define el diario bretón «Le Telegramme Chateulin» a Daniel Corre Terente, un atleta francés de 14 años con ascendencia asturiana. Daniel es hijo de María Terente, una llanerense que vive en Francia desde que se casó con Frederic Corre, ex ciclista profesional. Sólo nueve meses después de empezar a practicar lanzamientos, Daniel se proclamó campeón de peso de Bretaña e inscribió su marca entre las siete mejores de Francia de su edad. La familia Corre-Terente acaba de consumir sus obligadas vacaciones en Asturias con la perspectiva de que Daniel y sus dos hermanas, Sylvia y Marina, sigan su progresión y, sobre todo, disfruten con el deporte.

María Terente vive desde 1994 en Le Faou, un pueblo de 1.700 habitantes del departamento de Finisterre, en la Bretaña francesa. Su marido, Frederic Corre, había sido campeón de Francia junior de ciclismo y, ya como profesional, compañero de equipo en la década de los 90 de Stephane Heulot. La pareja Corre-Terente tiene tres hijos, de 14 (Daniel), 11 (Sylvia) y 8 años (Marina), que han crecido en un ambiente deportivo que tanto Frederic como María se han preocupado de fomentar. Primero en el colegio y desde hace casi un año en el club de atletismo Stade Brestoise, de la ciudad de Brest, a 30 kilómetros de Le Faou.

«Todo empezó porque Sylvia dijo que lo que le gustaba era correr a toda pastilla», explica María, que desde septiembre del año pasado lleva dos veces a la semana a Brest a entrenar a sus dos hijos mayores. Sylvia, efectivamente, corre tanto que se ha proclamado campeona de la Liga de sus primeras carreras, pero la evolución de Daniel ha sido aún más espectacular. Sobre todo para un chaval que había crecido jugando al fútbol y corriendo en bicicleta.

Aunque en el colegio había hecho sus pinitos en el atletismo, en las carreras de campo a través, cuando se presentó al entrenador del Stade Brestoise dijo que le gustaría hacer lanzamientos. Con un cuerpo privilegiado para su edad, Daniel no tardó en destacar, sobre todo en peso y jabalina, aunque también probó con el disco y el martillo. En febrero ya se proclamó campeón regional de jabalina en la categoría «minimes» (equivalente a cadetes) con un lanzamiento de 36,55 metros. En junio aumentó la cosecha, al proclamarse campeón provincial (33,28) y regional (38,82) en disco y, finalmente, campeón escolar nacional en peso con un lanzamiento de 14,47, el primero del ranking entre los nacidos en 1996.

Y todo eso sin que Daniel tuviera que trabajar con pesas, ni someterse a largas sesiones en el apartado técnico. «Su entrenador le dice que tiene todo por aprender», interviene María Terente, encantada con la filosofía de su club, que pone por delante a la formación que a los éxitos. En su primer curso atlético, Daniel Corre sólo se entrenaba seis horas por semana y hasta dentro de dos años ni siquiera le harán decantarse por una modalidad. «Con 16 años se centrará en lo que más le convenga y le guste», explica su madre.

María Terente siempre tuvo inquietudes deportivas, que se vio obligada a relegar por el nacimiento de sus hijos. Ahora ha vuelto precisamente por ellos, colaborando con lel Stade Brestoise. «Dedico al club dos días a la semana, ayudando en los entrenadores de los pequeños de forma desinteresada. En Francia, el deporte funciona mucho a nivel de asociación, con entrenadores que no cobran un duro, como el de Daniel. Por eso hay muy buen ambiente, tanto en los entrenamientos como en las competiciones», explica Terente.

Los hijos de la familia Corre Terente tienen muy presente su vinculación con Asturias. Por eso, Daniel no descarte hacer un guiño a la tierra de su madre si algún día se sube al podio de una gran competición internacional. «Me gustaría llevar la bandera asturiana, pero no sé si podré porque también debería de coger la francesa, la de Bretaña, la española...», explica este mocetón que a los 14 años ronda el 1,80 y, hoy por hoy, sólo quiere mejorar cada día.