Aunque la rutina marcada desde el comienzo de la temporada exige que los partidos se analicen el miércoles, Pacheta no pudo evitar hacer referencia ayer al tropiezo azul del domingo. No hubo tiempo para el vídeo, pero el técnico repasó con la plantilla los errores antes del primer entrenamiento de la semana. «Ahora hay que sacar fuera lo que no pudimos hacer en casa», pronunció una vez finalizado el entrenamiento Lledó, erigiéndose en portavoz del vestuario.

El guardameta azul era uno de los más contrariados con el resultado. Por la forma en que se produjo y sus consecuencias. La forma se limita al primer tanto del filial atlético, una falta lateral sin aparente peligro que terminó colándose en la meta del Oviedo. «Fue una jugada desgraciada», describe Lledó, «llego con suficiencia pero no meto los puños bien. En vez de irse el balón fuera, se mete en la portería. Me sorprendió e incluso pensé que se había ido fuera». El golpe, a mitad del primer acto, fue duro. «Me dolió más por ver el mazazo que le dio al equipo el gol que por el tanto en sí. La jugada del tanto fue la decepción definitiva», resume el portero.

Lo de las consecuencias tiene que ver con la caída hasta el sexto puesto y el fin a una racha magnífica. Sumar nueve triunfos consecutivos suena a equipo poderoso; recibir un solo tanto en los nueve duelos es de conjunto más que fiable. El filial atlético acabó con ambas.

La desapacible mañana en El Requexón es completada con una suave sesión de recuperación para los titulares del domingo. Los suplentes se ejercitan con los futbolistas del Vetusta, como ocurre habitualmente. Las jugadas de la última derrota siguen planeando sobre la cabeza de los protagonistas. «Nos desquiciamos», asegura Aitor Sanz, siempre claro en sus declaraciones. «Fue más demérito nuestro que mérito del Atlético. Veíamos que llegábamos pero no creábamos peligro. Nos faltó serenidad».

Pero el ideario azul de los últimos tiempos no permite recrearse en los errores. Desde que Pacheta llegara al banquillo en la recta final de la campaña pasada, el Oviedo siempre ha mirado hacia adelante, planteando sólo qué ocurrirá en el próximo partido. Quizá por eso, el discurso de la plantilla parece calcado al que suele mantener su técnico.

«Ahora toca que lo que no pudimos sacar en casa lo hagamos fuera», proclama Lledó. «La derrota nos obliga a ganar fuera de casa los dos próximos partidos», interviene Aitor Sanz elevando el nivel de exigencia. «A La Roda vamos a por los tres puntos, pero no hay que ponerse nerviosos. Hay que acordarse de la primera vuelta, ahora estamos a tres puntos del segundo», incide Lledó, que señala las claves para recuperar la mejor versión del equipo: «La actitud es la demostrada en Lugo. Jugar en el campo rival y aprovechando las opciones que tengamos. Iremos a por el partido desde el primer minuto».

Para los escépticos con la imagen del Oviedo a lo largo de la temporada, Aitor Sanz ofrece más razones para el optimismo: «Una de nuestras virtudes es jugar contra la adversidad. Cuando las cosas van bien, a veces nos relajamos, pero cuando la situación se complica todo el mundo se enchufa, da más de lo que tiene y acabamos sacando la situación. El domingo es el primer paso». La Roda será testigo de la reacción oviedista, en un duelo en el que todo lo que no sea sumar tres puntos puede sonar a traspié.