El 19 de marzo se cumplieron 80 años del primer ascenso del Real Oviedo a Primera División. El oponente en la cita decisiva por el ascenso fue el Atlético de Madrid, que salió goleado (5-1) de Buenavista. Nadie podría sospecharlo entonces, pero el discurrir de las temporadas determinó que el club colchonero tuviese benéfica presencia en varios de los pasajes más importantes de la entidad oviedista.

Porque el Atlético no sólo fue el noble oponente en el encuentro crucial por el primer ascenso a Primera. Fue también el equipo que, al ganar la Copa del Rey de 1991, propició nada menos que el histórico debut azul en la Copa de la UEFA. Y aún debe añadirse que su filial, el Atlético Madrileño, fue el contrincante en la final de 1985 que otorgó al Oviedo el que por ahora es su único título nacional, la Copa de la Liga de Segunda División.

Aquel domingo de marzo de 1933 el campo de Buenavista registró un lleno con ocasión de la penúltima jornada de la Liga de Segunda. Al Oviedo la victoria le suponía certificar el ansiado ascenso a Primera. El Oviedo fue un torbellino de fútbol ofensivo, que coronó con los goles de Galé (3), Inciarte y Chus. Al final el marcador registraba un claro 5-1. El Oviedo ascendió como campeón, con 27 puntos.

Contra los atléticos la alineación fue: Óscar; Calichi, Sión, Mugarra, Sirio, Chus, Casuco, Gallart, Lángara, Galé e Inciarte.

El Oviedo de la temporada 1990-91 era un gran equipo, cuyos méritos para jugar competición europea resultaban indudables. Sin embargo, su sexto puesto final le dejaba con la miel en los labios. Así que necesitaba una ayuda, y ésta se la proporcionó, ya saben, el Atlético de Madrid. Terminada la Liga, las expectativas azules estaban depositadas en la final de la Copa del Rey, a disputar el 29 de junio de 1991 en el estadio Santiago Bernabeu. En esa final se medían el Atlético y el Mallorca, de los que el primero concitaba las preferencias oviedistas. El asunto era que si el equipo colchonero, segundo en la Liga, se proclamaba campeón de Copa, él iría a competir en la Recopa europea, mientras que su plaza en el torneo de la UEFA sería para el sexto, esto es, el Oviedo. Y ganó el Atlético aunque para ello hubo que esperar al minuto 110 con un gol de Alfredo Santaelena. Una alineación oviedista habitual aquella temporada era la formada por Viti; Luis Manuel, Jerkan, Gorriarán, Rivas, Berto, Bango, Graçan, Jankovic, Carlos y Elcacho.

Aunque disfrutó de muchas victorias y de buenos puestos en Primera División, fue al paso por Segunda cuando el Oviedo llevó a sus vitrinas el que por ahora es su único trofeo nacional. Sucedió esto el 30 de junio de 1985, cuando ganó un título de nuevo cuño, el de la Copa de la Liga. El rival era el filial del Atlético, el Atlético Madrileño, que por entonces militaba en Segunda A con Peiró en el banquillo.

La final arrancó en el Carlos Tartiere y lo hizo con un corto resultado a favor del Oviedo, 1-0, tras el gol marcado por uno de sus mejores futbolistas de entonces, García Barrero. El hijo de Falín se revelaría el gran protagonista de la eliminatoria al anotar también en la vuelta en el Manzanares, donde el marcador registró un empate (1-1) que daba el título a los azules. Jugaron en este segundo y decisivo encuentro: Viti; Juanito, Eizmendi, Herrero, Vili, Berto, Blanco, Arias, García Barrero (Cárdeno), Hevia (Muñoz) y Herrera. El Oviedo de mediados de los 80, con José Manuel Bango en la presidencia y José Luis Romero en la dirección técnica, era un equipo en construcción para el que el título tuvo un efecto altamente estimulante. Estaba entrando en la buena senda y sólo tres años después, aunque con Miera en el banquillo, retornaba a Primera.