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HERNÁN PÉREZ. | Entrenador del primer equipo juvenil del Oviedo

"El reto del División de Honor es apasionante"

"Cuando Carmelo del Pozo y Juan Fidalgo se pusieron en contacto conmigo, no dudé en aceptar el puesto", asegura

Hernán Pérez, en las instalaciones de La Pixarra. IRMA COLLÍN

Rodeado de niños, haciendo un parón en una intensa jornada en el campus del Oviedo, Hernán Pérez Cuesta (Oviedo, 2-10-1981) atiende a LA NUEVA ESPAÑA. El nuevo entrenador, hermano del futbolista Michu, del División de Honor Juvenil del conjunto carbayón asume el reto de volver al que considera el equipo que más le ha marcado a lo largo de su vida. Hernán recuerda su paso por El Requexón de manera especial.

Su paso por la cantera oviedista fue duradero, desde el alevín hasta el filial. "Allí pasé los mejores años de mi vida", rememora. Sin embargo, con el doble descenso del equipo en 2003, unido a la desaparición del filial, Hernán no encontró acomodo en el primer equipo. Aún así, cree que la experiencia de haber pasado por las categorías inferiores del equipo azul es única. "Cuando llegué, el equipo estaba en Primera División y nosotros le ganábamos ligas al Sporting", afirma. Aunque no todo fueron épocas de bonanza, sobre todo en el filial. Hernán asegura que "también hubo una cara amarga, incluso los futbolistas del segundo equipo teníamos que poner dinero para los balones". Sin embargo, estas dificultades consiguieron unir más a los canteranos azules.

Tras la salida del Oviedo, Hernán jugó en prácticamente todos los equipos punteros asturianos. Universidad, Avilés, Caudal, Lealtad o Covadonga fueron algunos de los destinos del nuevo entrenador del juvenil azul, quien asegura guardar "recuerdos positivos de todos estos sitios, aunque el club que realmente me marcó fue el Oviedo". San Claudio, Grujoán y Covadonga le permitieron foguearse en el banquillo en categorías inferiores hasta que el Lealtad le comunicó que contaba con él como segundo entrenador. "El presidente, Pedro Menéndez, me comentó que la situación del club era delicada y yo, como entrenador y abogado decidí echar una mano".

Dos temporadas en Les Caleyes que fueron bien diferentes. En la primera de ellas, el objetivo era la permanencia, cumplido con creces. En su segunda temporada en Villaviciosa, un proyecto más ambicioso culmina con el ascenso del Lealtad a Segunda B. El equipo, entrenado por Javi Rozada, asciende ante el Puertollano, "uno de los equipos más temibles" para Hernán, quien lo compara con "el Oviedo, cuando se meta este año en playoff, nadie nos va a querer". Lograron el ascenso en los penaltis.

Una llamada lo cambió todo. Tras obtener el título de entrenador nacional, Hernán decide no continuar como segundo y busca emprender una etapa en solitario. Carmelo del Pozo y Juan Fidalgo se ponen en contacto con él para que dirija al primer juvenil del Oviedo. "No tardé ni dos minutos en darles la respuesta, dirigir al División de Honor es un reto apasionante para mí", asegura el nuevo míster del juvenil azul.

El División de Honor no es un equipo desconocido para su nuevo entrenador, quien asegura "haber visto muchos encuentros esta temporada". De sus nuevos pupilos, Hernán cree que destacan por "la gran calidad que atesoran en el centro del campo" y enaltece el trabajo de su predecesor, Roberto Robles.

La categoría tampoco resultará una novedad para el nuevo míster. Hernán Pérez llegó a jugar en División de Honor con el Oviedo. "Se trata de un escaparate para los futbolistas de gran nivel, casi todos los jugadores de Primera División pasan por aquí", asegura y pone el ejemplo de siete de sus excompañeros, los cuales pisaron la máxima categoría, "Al menos ahora hay que sacar uno que llegue a Primera, porque no me cabe duda de que el Oviedo estará de vuelta en dos años", sentencia el entrenador.

Los pilares sobre los que el nuevo entrenador del División de Honor azul quiere construir su equipo son la presión defensiva y la posesión . "Es importante que los jugadores piensen por sí mismos, ya que en estas categorías, al contrario que en el fútbol profesional, priman otros aspectos además del resultado", indica. Aunque una máxima prevalece en su ideario, "si juegas bien, las opciones de ganar aumentan".

Suenan los silbatos en el campus. La jornada de la mañana concluye. "La experiencia de este campus es muy buena, trabajamos con un público muy exigente, los niños", añade. Una buena piedra de toque, aunque cuando arranque la temporada sus pupilos serán otros, los juveniles del Oviedo.

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