"Llegó a Trasona en la temporada 2011-2012 como quinto del ránking nacional y, de ahí en unos meses, pasó a ser el número uno y entró en la selección nacional junior", señala Ángel López, el que fuera el entrenador de Marcus Cooper Walz justo antes de que éste diera el salto a la élite. Fue el pantano de Trasona el que vio como el ahora campeón olímpico se superaba a sí mismo para pasar a formar parte del equipo español, en el que estuvo a las órdenes del castrillonense José Seguín.

"Es un chico muy serio, muy introvertido. Le apodábamos Iceman -hombre de hielo en inglés-, porque, pese a haber crecido aquí, sobre la piragua tiene algo de carácter anglosajón. Para entrenar le viene muy bien, porque es muy metódico, muy trabajador, constante y eso ayuda mucho. Fue una delicia entrenarle", sostiene Ángel López. En eso coincide con Seguín, que tomó el relevo de López cuando Marcus Cooper pasó a estar concentrado en la Blume con la selección nacional junior: "Él no exterioriza nada, no le gusta. A veces hay que sacarle las palabras con calzador, pero eso no quitaba que se llevaba bien con todo el mundo. Tiene muchas cualidades y una cabeza espectacular para el deporte", afirma el exseleccionador nacional.

El trabajo de Andrés López, coordinador del centro de tecnificación de Trasona, es seleccionar a los chicos de categoría cadete que destaquen y entrenarles para intentar entrar en el equipo español, "es una detección de talentos". Con Marcus Cooper acertó de pleno: "Con un año de trabajo ya empezó a demostrar el potencial que tenía. El chico es un fenómeno", sentencia López. En el pantano asturiano compartió entrenamientos con piragüistas de la talla de Miguel Llorens, Juan Orillés o Carlos Arevalo, que, como él, están empezando a destacar: "Es una generación excelente", sentencia López.

Ya en aquel 2012, el palista se proclamó campeón del Mundo junior en K-4 1.000 metros, junto al asturiano Javier Cabañín, el ceutí Juan González y el murciano José Javier Cano. "Me ha sorprendido mucho en estos Juegos. Hay campeones mundiales como el danés Polsen o el canadiense Van Koeverden que no han estado a la altura. Pero eso no quita mérito a Marcus que tiene calidad para eso y mucho más. Es muy joven y tiene hasta otros tres o cuatros Juegos por delante para lograr cosas", añade Seguín, seleccionador de aquel K-4 que se llevó la gloria en Brandemburgo (Alemania). El técnico sabe lo que es estar en unos Juegos, después de ser cuarto en Montreal 76. "La medalla es toda suya, nadie más tiene el mérito", sentencia.

Que tenga algo del carácter anglosajón, que seguramente le viene de familia, no lo hace menos español: "Llegó a España cuando era solo un crío desde Inglaterra. El piragüismo lo empezó a practicar estando aquí. No nacería en España, pero creció como palista en estas aguas", dice López.