El mallorquín Mario Mola no consiguió pasar del octavo puesto en la final de triatlón celebrada en la tarde de ayer.

El español, que llegaba como líder de las Series Mundiales, ha tenido que conformarse con el diploma olímpico en una carrera que pasará a la historia por la victoria de Alistar Brownlee. El británico se hizo con su segunda medalla de oro y es el primer triatleta de la historia en conseguirlo. La última vez que logró la victoria fue en Londres 2012 y su perseguidor no fue otro que el español Javier Gómez Noya. En esta ocasión, el británico llegó a la meta perseguido por su propio hermano, Jonathan Brownlee. El podio lo completaría el sudafricano Henri Schoeman a 42 segundos del líder.

La tarea de Mario Mola no era fácil para estos Juegos Olímpicos. Llegaba con la complicada misión de suplir a Gómez Noya, que un mes antes de la competición se rompía un brazo durante un entrenamiento de preparación para Rio 2016. Para el mallorquín este octavo puesto no se trata de un fracaso: "Éramos conscientes de que no iba a ser fácil. Pero hemos luchado y no se nos puede reprochar nada. Tampoco me voy decepcionado. He disfrutado del camino para llegar aquí y de la carrera". El triatleta español se va de Rio con una espina clavada: "No hemos podido dedicarle una medalla a Javi y trataremos de hacerlo en el Mundial".

Ese es su próximo objetivo, una vez terminados los Juegos Olímpicos para él, asegura que "ahora hay que volver a centrarse en el Mundial" y que tiene que seguir adelante para "estar mejor la próxima vez".