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Fondo Norte

Un empate en Vitoria que sabe a gloria

El Sporting volvió a jugar a ráfagas y concedió sólo dos ocasiones al Alavés, ambas en el primer tiempo

El nuevo Sporting del gran timonel demostró en Vitoria que sabe empatar sin goles fuera de casa para insinuar una media inglesa, el sueño de cualquiera. Los rojiblancos, que por razones de marketing, se supone, vistieron de negro, sufrieron dos oportunidades de gol muy claras: un cabezazo a un metro de Cuéllar, que el portero se quitó de en medio, y un contragolpe en solitario de Ibai, que salvó Isma López cuando el vasco se preparaba para engatillar después de un carrerón. Las dos ocasiones, en el primer tiempo. Después, los vascos no tuvieron más llegadas con peligro con la excepción de la jugada final, cuando el choque de cabezas, resuelto sin mayores daños ni deportivos ni físicos.

El Sporting, como el anterior domingo, fue un equipo de ráfagas. Una buena ráfaga en la primera parte que sirvió para desconectar a un Alavés que había salido con empuje y ganas de celebrar en su regreso a Primera, diez años después. Un balón al que no llegó por centímetros Cop fue la mayor amenaza para la portería de Pacheco, que consumó un gran desvío en un remate largo del Sporting.

Poco a poco se fue viendo que el partido era la prueba del nueve de la igualdad y que no se iba a desequilibrar salvo acierto individual o error asimismo individual. Tras el descanso, el nivel futbolístico del duelo fue decayendo hasta llevar el partido a las profundidades del aburrimiento. Si el empate sin goles le servía al Sporting, el Alavés caminó hacia los mismos intereses, aunque era el equipo local. Pero el rival manejaba bien el partido, salvo en los pases finales, en los que apenas acertaba.

El gran timonel tuvo que retirar a Amorebieta, lesionado muscularmente, y meter en danza a Babin, que completó una actuación muy estimable, sin un solo error, jugando cada balón con sentido y ofreciendo oficio en los choques con los rivales. Menos estimable fue la labor de Jorge Meré, que no parece vivir sus mejores días en el juego, que en las cuestiones contractuales es otra historia. Es normal que un chaval tan joven sufra altibajos. Sólo faltaba.

Avanzaba el partido y avanzaba la sensación de que el empate era de oro para un Sporting que llegaba de ganar en casa. Y claro que lo fue, porque los rojiblancos, ayer de negro, llegan al parón de las selecciones con cuatro puntos, un canto a la ansiada media inglesa incluso en las competiciones de tres puntos. El Sporting se prepara para recibir al admirable Leganés y viajar luego a los campos del Atlético de Madrid y el Celta de Vigo. Un trío de partidos cargados de complicaciones ante las que el equipo ha de mostrar la personalidad que se le supone y que mostró en Vitoria en las fases en las que el Alavés pretendió agriar el juego. No perdió entonces el Sporting su sitio y la serenidad necesaria para sacar un empate que sabe a gloria.

Quedan horas para que se cierre la posibilidad de fichar jugadores con el Sporting pendiente de la llegada del delantero del Athletic Bilbao Viguera, que parece ser el elegido por los técnicos para cubrir las espaldas de Cop y meterle presión. Queda muy poco para saber si la operación se cierra con el vasco o se cambia de dirección. O simplemente se suspende.

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