La cima de Izoard, uno de los mitos del Tour de Francia, que por vez primera será meta de una etapa de la centenaria carrera, y una contrarreloj de 23 kilómetros en Marsella la víspera de la llegada a los Campos Elíseos, serán las estrellas de la edición de la ronda gala, cuyo recorrido fue presentado ayer en París.

Un Tour "para atacantes", en palabras del director de la carrera, Christian Prudhomme, que admitió que la edición de 2017 tendrá menos montaña (23 puertos, frente a los 28 de 2016) pero que cuenta con terreno suficiente para sorprender, con una apuesta clara por la media montaña. Por vez primera desde hace 25 años, el Tour recorrerá los cinco macizos franceses.