La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La distinta suerte del atletismo y la natación

La semana pasada fue histórica en dos federaciones españolas de los deportes más relevantes de los Juegos Olímpicos. No se puede calificar de otra forma el relevo en el atletismo, dirigido durante los últimos 28 años por José María Odriozola. Una etapa con luces y sombras, pero que tenía que acabar ya porque es necesaria una gestión acorde con los tiempos. Sobre todo en lo que respecta a la lucha contra el dopaje, una de las asignaturas pendientes de Odriozola. Ya no valen medias tintas con esta lacra y hay varios ejemplos en los últimos años que dejan en mal lugar al atletismo por culpa, seguramente, de una minoría. El sustituto, Raúl Chapado, tiene que entrar a saco, no dejar la más mínima duda ante los organismos internacionales y los propios atletas. La natación no ha tenido tanta suerte. Fernando Carpena sólo lleva al frente de la federación desde 2008, pero pasará a la historia por haber destrozado el espléndido equipo de sincronizada con el despido de Anna Tarrés, un tesoro con el que se encontró y no supo o quiso guardar. Carpena quizá presuma de las medallas de Mireia Belmonte, un logro que suena más a gesta individual que a una planificación federativa.

Compartir el artículo

stats