El Caudal recibe el domingo en el Hermanos Antuña al Celta B, equipo que ocupa la tercera plaza y está siendo uno de los mejores bloques de esta primera mitad de temporada. Y ello con un claro sello asturiano. Ahora todo son buenas noticias en torno al conjunto de A Madroa pero hace poco más de trece meses en Vigo no vivían sus mejores momentos. El equipo ocupaba la zona de descenso a cinco puntos de la salvación pero todo cambió con la llegada de Alejandro Menéndez al segundo equipo celtiña. De la mano del entrenador gijonés, quien sustituyó a Torres Gómez, el filial logró la salvación y este curso está sorprendiendo en la categoría por su solvencia y calidad.

El Celta de Vigo es un club que desde la llegada del empresario gallego Carlos Mouriño a la presidencia ha mirado directamente a A Madro, sede de la cantera celtiña, y ha hecho una apuesta decidida por la base de la entidad. Bajo esta prerrogativa el club fichó como director de la cantera al que fuera ayudante de Eusebio Sacristán como entrenador del club y del Barcelona B, Carlos Hugo García-Bayón, junto al que llegó un viejo conocido de la afición caudalista, el ex director deportivo y entrenador mierense Luis Alfredo Puente. Desde ese momento el club ha apostado por modernizar su base y tratar de surtir futbolistas a la primera plantilla.

El pasado curso, tras un mal inicio, García-Bayón apostó por Alejandro Menéndez -Paco Fernández estuvo entre los candidatos-, para lograr la salvación y en su segundo curso tratar de seguir creciendo. Con el gijonés en el banquillo el Celta B fue el tercer mejor equipo en las quince últimas jornadas de Liga, sellando la permanencia con solvencia. Y el pasado verano Carlos Hugo y Puente diseñaron un plantel que optara a la permanencia, pero siempre mirando hacia arriba.

Menéndez no es un alumno de la escuela de Marcelo Bielsa como Eduardo Berizzo, pero sí ha dotado al filial de un gen competitivo que les hace muy peligrosos. El gijonés ha llevado a los celtiñas a la tercera plaza basado en la solvencia pese a ser un filial. Un equipo que sólo ha perdido tres encuentros y que se base en el orden y en la calidad de atacantes como Borja Iglesias o el gijonés Juan Mera.