Bárbara Camblor dió brillo a un Campeonato de Asturias en pista cubierta que, como el día fue gris tirando a plomizo. Quien eche un vistazo a los resultados puede llevarse la errónea impresión de que Asturias cuenta con un nivel paupérrimo en ciertas pruebas si se observa la marca de las medallas. No es del todo cierto porque al menos estos campeonatos no son fiel reflejo de nuestro atletismo; que no vive un momento excelso, pero tampoco horripilante. Y es que muchos de los campeones virtuales sobre el papel no hicieron acto de presencia en Oviedo. Desde la lesiones que padecen hasta la falta de interés lo explican. Lo cierto que si a estos hándicaps con los que cuenta la competición se añade en ocasiones retrasos en las pruebas que llegan a superar los 40 minutos, casi siempre por la alta demanda de las pruebas de velocidad, los aficionados y también los atletas sufren en el tartán y en la grada. Cierto que la Federación se esfuerza por adaptase a los nuevos tiempos y se pudieron seguir por internet los resultados, pero tampoco estaría de más que informara a los atletas por altavoz de las demoras cuando observan que el horario se incumple una y otra vez y arruina el calentamiento previo.

Bárbara Camblor estaba llamada a protagonizar el campeonato y lo confirmó. La de Blimea hizo doblete con mínimas absolutas en 400 (56.51) y 200 metros (25.30). La única atleta que lo consiguió en las carreras y la evidente muestra de que luchará una vez más por medalla en el Nacional.

El promesa Marcos Barriga emuló a un nivel más bajo a la de la Cuenca del Nalón. Ganó en las mismas distancias con 22.44 (marca sub-23) y 50.88. Otro velocista promesa como Philip Okeiy confirmó su supremacía en los 60 metros (7.10), pero se desinfló en los 200, justo lo contrario que Gonzalo Pando, ganador con 22.76.

Diego Viñuela (Universidad) se vio superado por el leonés Blanco en el esprint final de los 800, pero se llevó como consuelo una mínima promesa en 1.500. Una marca absoluta que estuvo a punto de alcanzar la gijonesa Claudia Junquera con sus 2:15.33, mientras que una juvenil como Lucía Juan (Fumeru) no le perdía la cara a las senior con sus 2:16.66, un registro que le auguran ser competitiva en el Nacional de su categoría.

Nicolás Ansedes (8.68) compitió solo ante el peligro en los 60 vallas, y que haga mínima promesa en esas condiciones habla de su calidad. Inés Valle estuvo mejor en semifinales (9.55) que en la final, que ganó como siempre Teresa Torre (9.43)

Ya se sabe que el Oviedo Atletismo no vive sus mejores tiempos, pero aún así destacaron en los 60 metros sus velocistas jóvenes y con talento como Inés Celorio (7.92), Raquel Juanes (7.95) -que también ganó medalla en el doble hectómetro con 26.34- y Llara Menéndez (8.06). También Anahi Souto (26.39) resultó destacada en los 200; mientras que en los 400 metros sobresalían junto a Camblor la gijonesa Nora Suárez (58.93) y la avilesina Nuria Solla (59.58)

Buenas noticias en la pértiga, prueba en la que el gijonés Gilberto Barbón logró marca junior con 4,30 metros. En altura Miguel Cifuentes se quedó a un centímetro con su 1,90, mientras en categoría femenina Cristina derrotó con su 1,60 por tres centímetros a la promesa Velasco.

Los saltos horizontales fueron de lo más flojo. Puestos a fijarse había que hacerlo en jóvenes como el asturvenezolano Oropeza (6,30 metros) o la junior Ana Martínez, con 11,37 en triple.

Los 3.000 metros tuvieron un nivel medio. Moha Bakkali estuvo lanzado más de media carrera por Edu de Andrea, para quedarse luego solo contra el crono y firmar 8:36. La promesa naviega Lucía Álvarez no dio todo lo que vale en féminas confundida por las dimensiones de la pista. Así y todo logró una marca de 10:38.

El peso femenino permitía lograr la marca absoluta por los pelos a la lavianesa Gloria García (13 metros), mientras que la juvenil que ya cuenta con mínima como Inés Álvarez era plata con 12,90 y Ludmila Colombo conseguía la mínima en categoría junior con 11,23.