El asturiano Ramón Gallego, gijonés de 61 años, acaba de ser nombrado presidente de la Comisión de Árbitros y Reglas de Juego de la Federación Internacional de Balonmano, cargo que ningún español ostentó antes y que él. Esto significa que es el jefe de todos los árbitros de balonmano a nivel internacional. "Para llegar a un cargo como este primero tienes que tener una trayectoria previa y luego lograr la confianza de un congreso en el que participaron 170 países", dice convencido.
- ¿Cuáles serán sus atribuciones a partir de ahora?
- El nombre de la comisión ya define las dos partes de las que me tengo que ocupar. Por un lado tengo la responsabilidad sobre todos los árbitros que dirigen Juegos Olímpicos, Mundiales y también los que dirigen campeonatos continentales que califican después para los Mundiales. Eso significa no sólo las designaciones sino también el control y el seguimiento de sus actuaciones al margen de los grandes campeonatos. El otro es el propio reglamento, cómo se juega al balonmano.
- ¿Se prevén nuevos cambios a corto plazo?
El próximo año se va a celebrar un simposio internacional en el que vamos a citar a los entrenadores de la élite mundial y ahí vamos a hablar de cómo vieron ellos los cambios que ya se realizaron, si los consideran positivos, cuáles sí y cuáles no y si es necesario hacer otros que beneficien al balonmano para que sea un deporte de alto ritmo de juego y que sea atractivo para los espectadores y que atraiga a la televisión.
- ¿Cómo valora los cambios realizados tras los Juegos Olímpicos?
-Creo que los cinco cambios que hemos hecho son todos excelentes, han permitido dar más ritmo de juego y que haya menos interrupciones. Por ejemplo, en la aplicación de que no se pare el partido cuando supuestamente hay jugadores lesionados. Ahora las interrupciones son mínimas y eso confirma que se estaba exagerando lo de las lesiones. También es positiva la regla de los seis pases como máximo antes del pasivo o la tarjeta azul. La única regla que está bajo discusión es la de jugar sin portero. Hay opiniones encontradas y personalmente creo que hay que darle un poco más de tiempo. Será algo de lo que hablaremos en el simposio del próximo año. Al fin y al cabo son ellos los que tienen que decidir cómo quieren que se juegue al balonmano. Hay que aclarar que estas reglas se cambiaron después de hablar con los entrenadores más importantes en el mundo, no fue un capricho de los árbitros.
- ¿Su próxima cita será el Campeonato del Mundo femenino del próximo mes en Alemania?
-Sí, oficialmente será mi debut en el cargo y además de sobre los árbitros tendrá responsabilidad sobre los delegados técnicos y la gente que está en la mesa. En enero tengo el Campeonato de Asia que es clasificatorio para el Mundial y se disputará en Corea y después el de África, que será en Gabón y también es clasificatorio.
- ¿Qué supone este reto?
-Yo ya pertenecía a esta comisión pero no podía poner en práctica mis ideas. Ahora es el momento de que esas ideas se puedan aplicar. Quiero árbitros mejor preparados, rozando la profesionalidad y listos para aplicar los criterios de la Federación Internacional.
