Lo hizo con Gilles Muller pero no pudo con el experimentado Marin Cilic. Pablo Carreño ha caído en los octavos de final del Open de Australia ante el bombardero croata, que le colocó un buen número de saques directos y golpes ganadores, como hiciera el también bombardero Muller. Pero, en esta ocasión, el tenista gijonés no pudo contraatacar con sus armas con la misma eficacia e hincó la rodilla tras un partido al que nunca le perdió la cara: 6-7 (2/7), 6-3, 7-6 (7/0), 7-6 (7/3).

El asturiano se va del primer Grand Slam del año con la cabeza más que alta, demostrando un tenis inteligente y corroborando su gran madurez mental como deportista. No lo tuvo nada fácil Cilic, que es el sexto favorito del torneo australiano. Para derrotar al asturiano tuvo que irse a las cuatro mangas, tres de ellas decididas en la muerte súbita.

Carreño tuvo su momento, en el que pudo haber inclinado la balanza a su favor. Tras llevarse el primer set y caer en el segundo, el tercero se antojaba más que importante. Y ahí dejó escapar la oportunidad el gijonés, que con un 6-5 en el marcador llegó a servir para ganar la manga. No logró cerrar el set con todo a favor -menos el viento- y un experimentado Cilic dio la vuelta a la tortilla en un "tie break" en el que arrasó a Carreño, quien también sufrió alguna decisión arbitral discutible.

Aún así, no es nada fácil que el gijonés dé su brazo a torcer en un partido. Siguió luchando, y el cuarto set también llegó a la muerte súbita, en la que el tenista croata volvió a sacar a pasear su mayor experiencia en estas lides. No pudo ser, pero, aún así, no hay más que motivos para estar orgullosos del tenista asturiano.