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Diario de una culturista

La deportista somete su cuerpo a grandes cambios para competir: baja de 80 kilos a 56 en tres meses | Gema Vera triunfa en torneos mundiales y a sus 23 años brilla en la máxima categoría

Gema Vera posa con uno de sus trofeos M. FUENTES

El pasado 16 de octubre un campeonato regional de culturismo en Euskadi se suspendió tras el abandono masivo de sus participantes, reacios a someterse a un control antidopaje. La noticia adquirió relevancia nacional, pero no pilló por sorpresa a Gema Vera, una rutilante estrella de esta disciplina, granadina de nacimiento, aunque de adopción asturiana. "Me parece que fueron a adquirir la mayor repercusión posible. Esto no es un deporte, es una exhibición y claro que hay dopaje, pero al final es una decisión de cada uno si te quieres destrozar el cuerpo", sentencia en lo que podría ser una entrada del diario de una culturista.

A sus 23 años, Gema Vera mide metro sesenta y dos de estatura y si no se la pilla en vísperas de una competición pesa 80 kilos de pura hipertrofia muscular. Cuentan sus compañeros de fatigas en el gimnasio que regenta en Piedras Blancas, en el concejo de Castrillón, que su carrera "es un caso único". Con su edad, Gema debería competir en la categoría junior, pero su cuerpo hercúleo la hace brillar en la máxima categoría de certámenes mundiales de una materia con claroscuros como el culturismo.

Aunque a simple vista pudiera parecer una mujer a unos músculos pegada, debajo de su torso de acero se esconde una historia de superación personal. Gema empezó a ir al gimnasio con 16 años, en medio de una convulsa situación familiar en su Granada natal. Su madre fue la que la apuntó. "Antes hacía equitación, pero ella me veía un poco gordita así que me apuntó al gimnasio para no dejar de hacer deporte. Vi los carteles de mujeres musculosas y con los pechos operados. Me parecían atractivas y exuberantes. Reaccionaba bien a los entrenamientos y empecé a mejorar", explica.

En su adolescencia, Gema aprendió sola, experimentando en sus carnes. "Hasta tiempos muy recientes nunca tuve un entrenador personal. He sido autodidacta", reconoce con un acento andaluz poco dado al barbecho. No le ha ido mal. Empezó a competir en 2016, en el Arnold Classic Europe en Barcelona, una prestigiosa competición polideportiva apadrinada por el actor de las películas de "Terminator" y exgobernador de California Arnold Schwarzenegger.

Para los profanos en la materia es como jugar el primer partido de la carrera de un futbolista directamente en la Liga de Campeones. "Sale hasta en la tele", asegura Gema, agarrando una revista especializada sobre el tema, como para dejar clara la extremada relevancia del campeonato. "He sido la primera junior de la historia del torneo en competir ahí", apuntilla sin un leve deje de fanfarronería.

El camino para alcanzar esa cota de éxito no está exento de sacrificios físicos. En 2004 el actor británico Christian Bale perdió 29 kilos de peso en cuatro meses para interpretar al protagonista de la película "El Maquinista". Gema va a perder 24 kilos en tres meses para llegar a tope al Campeonato de España, fijado para el cuatro de noviembre en Pola de Siero. Para ilustrar el reportaje, posa con unas mancuernas de pocos kilos de peso. Al sentarse y retomar la charla está fatigada y se le intuyen unas gotas de sudor en la comisura de los labios.

Gema está sometiendo a su cuerpo a toda una revolución alimenticia. Tiene que pasar de sus 80 kilos habituales a 56. "Ahora mismo estoy en 62 kilos. Fuera de temporada, llevo una dieta normal. No tomo comida basura, eso está claro. Nada de bollería ni cosas de esas, pero como lo que podría comer cualquier persona. Las últimas semanas antes de una competición son las más duras. Te sientes enfermo. Sobrevivo a base de café", comenta.

Aunque su rutina no varía, es decir, sigue entrenando todos los días de la semana a razón de tres horas diarias, dedicando 40 minutos a las pesas y el resto al ejercicio cardiovascular, su ingesta de calorías experimenta un puñetazo encima de la mesa. Actualmente, Gema se mete entre pecho y espalda 1.000 calorías al día, cuando la ingesta recomendada para una mujer de su edad ronda las 2.000 calorías al día. Para más inri, en sus sesiones de preparación consume 1.500 calorías diarias. La hidratación merece un capítulo a parte. Todos los días, Gema se bebe dos garrafas de cinco litros y lo reduce progresivamente según se va a acercando la competición hasta solo beber 200 mililitros, poco menos que un botellín.

Una "tortura" resumida en el gesto de tener que ir con un tupper a cuestas. "Como cada tres horas, seis veces al día, donde me pille. El día antes de una competición, a lo mejor estás obligada a bajar cuatro kilos en pocas horas. Se te pega la piel al músculo. Tienes calambres, te cuesta hablar y apenas puedes andar. He visto gente que se prepara durante un año para ir a un torneo y a falta de tres días tira la toalla", asegura.

"Si hago todo esto, si someto mi cuerpo a esta locura, es porque he tenido que pasar por situaciones muy difíciles. Siento que he adquirido una capacidad de sacrificio sin límites. Te sientes fuerte, pero no solo por tu cuerpo. Los que estamos de verdad en esto es porque hemos pasado por momentos muy jodidos. Es un sufrimiento morboso, pero tienes que acabarlo, porque sabes que si terminas esto podrás enfrentarte a todo lo que se te ponga por delante", reflexiona.

A estas alturas de la historia, queda claro que el sacrificio también es mental. "Los que han tenido una vida fácil no pueden llegar hasta este extremo. Cuando te metes en esto pierdes muchas cosas. Yo, por ejemplo, me quedé sin amigas. Al resto le gustaba más salir de fiesta, cuando yo prefería ir a entrenar", añade.

Gema está casada y en el futuro espera tener hijos. Ese deseo entronca con el asunto del dopaje. A sus 23 años, compite con mujeres de entre 30 y 40 años. "Con el dopaje hay muchos mitos. Un diurético te puede hacer dar positivo. Claro que hay gente que se mete ciclos. Salta a la vista. Fliparías con casos que he tenido delante, pero es su decisión. Los campeonatos no son un deporte, son un concurso de belleza con unos cánones. Hay atajos, pero a mí no me merecen la pena. Apuesto por el deporte, por la alimentación, por una buena suplementación deportiva y por ser disciplinada", zanja una mujer que aunque aún está escribiendo las primeras páginas del diario de una culturista ya lleva unas cuantas líneas gloriosas.

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