La décima victoria del Liberbank Oviedo llegó por orgullo, por coraje, por intensidad, por saber dar un paso adelante en la segunda parte, por salir de los vestuarios convencido de que el rival no se iba a llevar la victoria sin sufrir hasta la última canasta. Por mucho que ese rival fuera todo un Iberojet Palma -uno de los mayores presupuestos de la Liga- y por mucho que una mala primera mitad obligara a la remontada (23-42 a 1.50 del descanso y 28-42 al término del segundo parcial ).

El OCB volvió a demostrar que si algo tiene este equipo es alma y una enorme capacidad para sobreponerse a las adversidades, sean lesiones o inicios de partido desafortunados, como el de ayer en Pumarín. Javi Rodríguez, técnico local, sorprendió con un quinteto inicial en el que formaba el canterano Alonso Meana haciendo pareja de base con Sergio Llorente. La intención, con Joey van Zegeren de cinco, era darle velocidad al choque, correr mucho y presionar la salida de balón del rival. El plan funcionó al principio, con tanteos muy parejos en los seis primeros minutos de juego. Pero, tras una canasta de Oliver Arteaga (10-10 a cuatro minutos del final del primer cuarto), las cosas empezaron a torcerse para los locales.

Carles Bivia comenzó a tirar de talento y el pívot Fran Guerra de físico. Tan solo un triple de Alonso Meana, que se marcó un auténtico partidazo, salvó los muebles al cierre del primer parcial (16-22). Pero fue sin duda el segundo el peor cuarto del cuadro ovetense. Sin ideas en ataque, tampoco fueron capaces de frenar a un Palma que acudía una y otra vez a la línea de tiros libres y que siempre sacaba algo positivo de sus ataques. En el cuadro local faltaba la anotación de los exteriores, encontrándose demasiado solos Arteaga y un Jakstas que ayer cuajó un partido sensacional tanto en ataque como, sobre todo, en defensa. Fue entonces cuando las cosas se pusieron más feas: dos canastas consecutivas de Bivia ponían 19 arriba (23-42) a los mallorquines a falta de 1.50 para el descanso. Una canasta de Arteaga (de nuevo imperial, siendo el más valorado del equipo con 29 créditos) y un triple de Geks dejaron el marcador en un 28-42 que al menos les permitía soñar con la remontada.

Ese parcial de 5-0 con el que acabó la primera mitad tuvo continuidad en el tercer cuarto. Una salida fulgurante de los hombres de Javi Rodríguez, con triples de Geks y Ahonen y una canasta de Jakstas, aumentaron el parcial a un 13-0 que apretó el partido (36-42) cuando aún quedaba 17 minutos por jugarse. Esa salida encendió la llama en un Pumarín que vivió una noche mágica y que supo llevar a su equipo en volandas hacia la remontada. Más aún viendo como un chaval salido de la cantera, Alonso Meana, se convertía en una pesadilla para jugadores del talento de Álex Hernández y Carles Bivia. La intensidad del gijonés enganchó al resto y una canasta más adicional de Oliver Arteaga devolvieron la ventaja a los locales (50-49) a 1.49 de terminar el tercer cuarto. Los visitantes salvaron un punto de renta (55-56) para el acto final.

Y parecía que el Iberojet iba a ser capaz de salvar los muebles (59-63 a 4.37 del final) a base de triples y del acierto individual de sus estrellas. Pero cuando la mecha se enciende en Pumarín es difícil apagarla. Arteaga tiró de repertorio, Llorente tuvo sus mejores minutos del partido, Meana acertó desde la línea de personal y Pumarín estalló de alegría por este precioso regalo de Reyes.