Javi Rodríguez (Porriño, 1979) es de los que prefiere equivocarse tomando la decisión que considera correcta a acertar con otra que no le hace sentirse a gusto. Lo importante para él es formar "un equipo" por encima de las individualidades y por eso el técnico del Liberbank Oviedo Baloncesto, en la temporada en que debuta como primer entrenador, ha formado la plantilla primando "el factor humano". Los resultados le dan la razón: el equipo segundo en la que quizás es la LEB Oro más competitiva de la década. Y eso que las lesiones han machacado a su equipo (ha perdido para toda la temporada a Cárdenas y Nuutinen, y apenas ha podido contar con Puerto). El miércoles se impuso por un claro 82-62 al Cáceres y salió del campo con un notable enfado.
- ¿Se le ha pasado el cabreo?
-Es como cuando te enfadas con tu hijo. Te enfadas porque lo quieres mucho. Además, mis jugadores ya me conocen, saben que digo siempre lo que pienso y que, cuando veo algo que no me gusta, se lo digo. Soy exigente conmigo mismo y también con los que tengo alrededor. Somos profesionales, nos dedicamos a jugar al baloncesto. Me considero alguien atípico, no llevo el manual del entrenador encima. Les he dado la enhorabuena en partidos que hemos perdido porque hemos dado el 100%. El miércoles, quitando los tres primeros minutos, los siguientes 25 hicimos lo que planeamos. Pero no quiero que descansemos en la pista, no voy a permitir que nadie que esté en el campo descanse.
- ¿Qué balance hace de las 19 primeras jornadas?
-Pongo una nota muy alta al equipo por actitud, afán de superación, por no quejarse, por no poner excusas. Tenemos talento ofensivo, pero la clave para nosotros es defender. Saber eso nos hace un equipo sólido.
- ¿Están mejor o peor de lo que esperaba?
-Me di cuenta al principio de qué equipo éramos. A la hora de hacerlo valoramos a las personas, lo primordial siempre ha sido el grupo. Por eso hemos juntado a buena gente, a jugadores con compromiso, y hemos descartado a quien no se adaptaba a ese perfil. Hemos primado el perfil humano. Estamos como me esperaba y no hablo de resultados. Tenemos calidad, talento, entrega y la consecuencia es que el equipo compite. Hemos competido en 17 de los 19 partidos, quitando La Coruña y Sevilla. Lo principal en mi equipo es no rendirse nunca.
- Lo peor están siendo las lesiones, ¿no?
-Hay dos maneras de verlo: llorar y quejarte o afrontarlo. Nosotros hemos optado por aceptarlo y por ser incluso más equipo, más piña. No recuerdo a ningún equipo que haya tenido tres lesiones de larga duración. Pero, además, ha habido jornadas en que no hemos tenido a Roope (Ahonen), Joey (van Zegeren) y Rolandas (Jakstas). Da igual. Somos los que somos: no hay excusas.
- Pero han tenido que fichar.
-Todo esto nos ha obligado a hacer un esfuerzo extra, hemos ido con el kit de supervivencia mucho tiempo. Necesitábamos reforzarnos para no ir tan justos. Estoy muy agradecido a los chicos del EBA (el equipo filial), pero era necesario no ir con la soga al cuello siempre.
- ¿Qué me dice de Steven Spieth, el último en llegar?
-Como jugador, queremos verlo, lo que ves en los vídeos a veces es cierto y a veces no. En teoría, debe ayudarnos al 2 y al 3, tiene tiro, capacidad de penetración,... Pero de los que nos hemos asegurado es de que tenga calidad humana, que venga a sumar, que no mire lo individual y que tenga claro que esto es un equipo.
- ¿Ya se pone objetivos?
-Mi ambición es entrenar todos los días bien. Está claro que la salvación es un objetivo que está cerca y hay equipos buenos que están sufriendo. Ahora tocarían los play-off, pero estaremos donde nos merezcamos, depende de nosotros. Quiero que el equipo alcance su máximo. Nunca miro a largo plazo porque eso solo genera frustración.
- Pero soñar es gratis.
-Los que tienen que soñar y estar orgullosos son los aficionados. Ellos sí tienen el derecho a hacer eso. Se lo merecen. Y para que ellos puedan soñar nosotros tenemos que trabajar: para que se lo pasen bien en Pumarín, que se llene, que la gente esté orgullosa ganemos o perdamos. Ha habido partidos que hemos perdido y la gente estaba encantada.
