La imagen más impactante de la semana -y eso que fueron unos días pródigos en muchos deportes- nos llegó de la liga universitaria de baloncesto de Estados Unidos: la explosión de la suela de la zapatilla izquierda de Zion Williamson, un prodigio físico de 2,01 y 129 kilos que, además, se perfila como el número 1 del próximo draft de la NBA. Al margen de las consecuencias para el chaval, con una lesión menos grave de lo que se temía inicialmente, el caso ha abierto el debate sobre la evolución tecnológica en el material deportivo. Las principales marcas compiten en diseños cada vez más espectaculares, en perjuicio de otros aspectos importantes, como la fiabilidad y la seguridad. La pelota está ahora en el tejado de Nike, cuya cotización en Bolsa bajó al día siguiente del incidente un 1,05 por ciento, lo que equivale a 1.100 millones de dólares.