Gijón, Dani BLANCO

En un duelo de urgencias para el Sporting B y con Isma Piñera en el foco de todas las miradas, el técnico optó por un once revolucionario, dejando en el banquillo a jugadores de peso como Christian Joel, Álex Zalaya, Gragera y Espeso, mientras que Pelayo Morilla siguió el partido desde la grada. Una apuesta que le salió cruz ya que cayó derrotado ante el colista, la Cultural de Durango, por 1-2. Un resultado que pone en entredicho la continuidad del técnico al sumar 9 de los 48 puntos que se han puesto en juego con el gijonés en el banquillo.

No fue un inicio esperado para el Sporting B, sin el control del balón y con el colista mostrando una marcha más de intensidad que su adversario. Fue cambiando ligeramente la tónica, ganando el equipo rojiblanco metros y acercándose a la portería de Errasti, siendo un cabezazo de Pablo Fernández la mejor tentativa para buscar el gol, porque Gorka Santamaría no supo controlar el balón cuando se iba a plantar solo ante la portería del Durango tras un pase medido de Pedro. En muchas ocasiones, el encuentro se pareció más a un partido de tenis -sin red de por medio-, mostrando la inseguridad que ofrecían las piernas de un equipo que solo suma una victoria en los últimos trece partidos.

Sin embargo, el Sporting B se encontró con el regalo de Errasti que, incomprensiblemente, salió de su portería sin ningún tipo de opción de alcanzar el balón que le llegó a Chiki, que solo tuvo que elevar el balón para marcar a puerta vacía desde 20 metros, agradeciendo la facilidad el portero del Durango. El tanto le dio al Sporting B lo que necesitaba: confianza.

Y en el arranque de la segunda mitad, el filial gijonés tuvo en sus pies encarrilar el partido, pero Garci no supo tomar la mejor decisión en área rival. Y ante el perdón del Sporting B, la Cultural de Durango creyó en sus opciones y tomó el mando del partido en busca de la igualada, la cual consiguió en un saque de esquina en el que el filial se atrincheró en el área pequeña, pero no sirvió para evitar el gol de Txopitea encendiendo las alarmas del filial ante el empate del colista.

La desidia futbolística del equipo de Isma Piñera fue total ante un Durango que tuvo las mejores opciones, pero le faltó ese punto de calidad en los metros finales pero, al menos, llegó, porque el Sporting B no lo intentó sobre la meta de Errasti hasta el último tramo de la segunda mitad, con acciones a balón parado y con un remate de Santamaría que no encontró por escasos centímetros la red, a pesar de que en los primeros 45 minutos el guardameta había mostrado gran desconfianza en sus acciones, lo cual prosiguió en la segunda parte. Ekain y Ekaitz Molina avisaron de que el resultado podría ser aún peor, pero Javi Benítez respondió con firmeza en todas las acciones. No lo hizo en la última, en el minuto 95, errando en el despeje y regalando el gol a Galarza que puso la puntilla al equipo de Piñera, que deja su futuro en el aire.