Neymar brilla con luz propia. De eso no duda nadie en el panorama fútbol. Pero en la vida del astro brasileño, al menos últimamente, el deporte rey está en un olvidado segundo plano.
Todo el mundo habla del ex jugador del Barcelona, en las filas del París Sant Germain (PSG) -abre periódicos, telediarios y es la comidilla de tertulias radiofónicas- pero nadie hace referencia a la pelota. La última en la que se ha metido Neymar es de las graves. Una mujer -aún no ha trascendido su identidad- le acusa de violación. Los hechos habrían tenido lugar el pasado 15 de mayo en un hotel de París.
La información viene de medios brasileños y pilló al jugador en la víspera del arranque de la Copa América, que se celebra precisamente en el país carioca. Neymar defendió su inocencia en las redes sociales -su medio habitual- y además divulgó supuestas conversaciones y fotos íntimas que la mujer le habría mandado después del encuentro, admitido por Neymar.
El brasileño tuvo que borrar ayer las supuestas pruebas -podría incurrir en otro delito penado de cárcel- y además, el portal "UOL Esporte" publicó ayer que existe un parte de lesiones de la víctima, redactado solo seis días después de la supuesta agresión. La mujer también habría aportado imágenes de Neymar en actitud violenta. Este episodio -aún vendrán varios capítulos para completar el culebrón que se avecina- es el último de una larga lista. Con 27 años, la carrera de Neymar se está empezando a estancar.
Abrumado en el PSG por la figura de Mbappé, en una temporada marcada por las lesiones, el historial extradeportivo de Neymar echa hacia atrás a varios clubes -los pocos- que podrían aspirar a su millonaria contratación.
En los últimos días se ha hablado de una posible vuelta al Barcelona -un trueque con Dembelé- bajo la sombra constante del Real Madrid. El crack brasileño, no obstante, no le ha dedicado hasta la fecha ningún guiño al club blanco. Sí lo hizo con los blaugranas, ya que Neymar, pese a su traumática salida -que acabó en el juzgado- guarda una estrecha relación con los pesos pesados del Barça (Messi, Suárez, Piqué...).
Su marcha o no del PSG se aclarará tras la Copa América y culminará un "annus horribilis" en lo deportivo. Todo lo que pudo salir mal, salió peor. De fiesta en fiesta, eso sí. Y es que Neymar no es de los que escatima. En febrero, cargando con las muletas por la recaída de su lesión en el quinto metatarsiano, montó una fiesta en el centro de París para celebrar su cumpleaños. Más tarde acudió al carnaval de Río de Janeiro, donde fue el centro de atención. En total, Neymar se perdió tres meses de competición con el PSG, pero no faltó a ningún gran evento. Icono en su país, Neymar está empezando a tener muchos detractores en Brasil. Para empezar, ya no porta el brazalete de capitán, propiedad ahora de Dani Alves, su gran amigo. La pérdida de capitanía vino tras la agresión de Neymar a un aficionado cuando subía la escalerilla para recoger la medalla de subcampeón de la Copa de Francia. El crack, además, se perdió el enésimo fracaso del PSG en Liga de Campeones. Neymar vio el descalabro en París desde la grada y cuando acabó el partido cargó contra los árbitros vía redes sociales. La UEFA le sancionó con tres partidos.
Neymar afronta un duro momento en su carrera con la Copa América, donde tendrá la oportunidad de volver a destacar por su profesión, la de futbolista. Sobre el astro que iba a suceder a Messi y a Cristiano empiezan a aparecer muchas sombras. Argentino y portugués, ya lo eran todo con la edad del brasileño. Esta campaña se cierra, en números, como la más discreta en la carrera de Neymar desde que abandonó Brasil en 2013 para fichar por el Barcelona del Tata Martino. Sólo 23 partidos oficiales con el PSG -una cifra bajísima para el alto nivel- en los que, eso sí, logró la friolera de 20 goles.
